Dayrí Blanco|@DayriBlanco07

No hay vacantes. Porque tampoco hay trabajo para hacer. El que fue el sector que más empleos generaba en el país se ha convertido en uno de los que engrosa con fuerza la lista de desocupados en la actualidad. El 80% de quienes laboraban para diferentes obras de construcción está desempleado. En números, se trata de un millón 200 mil personas que desde 2007 han quedado sin trabajo.

En Carabobo el porcentaje es el mismo. Luis Barón, presidente de la Cámara de la Construcción en la región, detalló que de 200 mil trabajadores con los que contaban hasta hace nueve años, ahora solo tienen 32 mil entre empresas públicas y privadas.

Las causas son reincidentes. La escasez de insumos figura. La actividad en la acerías para la producción de cabilla es de 20% de su capacidad instalada, mientras que las cementeras están a 40% al pasar de cinco mil 900 toneladas anuales en 2007 a mil 500 durante lo que va de 2016. Este déficit de materiales ya no se suple con las extintas importaciones por la falta de divisas.

La imposiciones legales es otro punto negativo a la industria. “No hay garantías jurídicas, y así es imposible que se promueva la inversión nacional y extranjera”. Es por eso que la contracción que ha registrado el sector es de 70%, mientras que de lo poco que se edifica el capital privado tiene solo 5% de participación.

Cero viviendas

En Carabobo es cada vez menor el número de viviendas que se fabrica. “Las razones son obvias con un marco jurídico tan punitivo”. El resultado de esta crisis es que la necesidad de dos millones 500 mil viviendas en el país no se han podido construir. Y es un número que sigue creciendo.

Los esfuerzos del sector que aún se mantienen activos están orientados a otros nichos como la construcción de galpones industriales en municipios emergentes como Los Guayos y San Diego, mientras que en cuanto a edificación de centros comerciales solo se está trabajando en la culminación de proyectos iniciados en 2013.

La migración

Sin posibilidades de rentabilidad económica en Venezuela, muchas empresas del sector han encontrado en la migración la salida momentánea a la crisis. “Esto va a pasar, nos recuperaremos y volveremos a ser un país de oportunidades”.

Pero mientras tanto, el mercado en Ecuador, Perú, Chile, Panamá, Aruba y Colombia se muestra como el salvavidas de quienes se dedican a la industria. Las inversiones y participaciones en obras en esas naciones ha crecido. Al menos 28 afiliados a la Cámara de la Construcción en la región lo han hecho.

Esto deja claro que “no importa el corte ideológico ni la filosofía política cuando se respeta la propiedad privada y se reconoce a la empresa privada como parte importante y vital del desarrollo económico de un país”.




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