AFP 

El Consejo Nacional Electoral (CNE) discute con la oposición y el oficialismo las condiciones de la etapa decisiva para llamar a un referendo revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro, un forcejeo que va más allá de si habrá o no consulta en 2016.

Delegados de la oposición y del gobierno se reúnen en el CNE
desde la semana pasada, en un estira y encoje sobre la fecha y los términos en
que se deberán recolectar, en tres días, cuatro millones de firmas (20% del
padrón electoral) necesarias para convocar a las urnas.

«La única certeza es que las instituciones no respetan
ni sus propios compromisos ni sus lapsos. Todo está en una suerte de
limbo»
, admitió este miércoles Jesús Torrealba, portavoz de la Mesa de la
Unidad Democrática (MUD), que espera un pronunciamiento oficial desde el pasado
viernes.

El Poder Electoral, controlado por el gobierno según la
oposición, ha fijado la fecha de recolección entre el 26 y el 28 de octubre,
según el representante de la MUD ante ese organismo, Juan Carlos Caldera. Pero «para
nosotros debería ocurrir en la primera quincena de octubre».

La MUD quiere que el referendo se realice antes del 10 de
enero de 2017, pues si Maduro (2013-2019) pierde habrá nuevas elecciones. En
una fecha posterior, si el gobernante es derrotado, el mandato lo concluirá su
vicepresidente.

Pero incluso si el referendo no se hiciera este año, la sola
recolección de firmas impactaría al gobierno en caso de que la participación
sea abrumadora.

– El golpe político –

La MUD exige que la recolección del 20% sea a nivel nacional
y no que ese porcentaje corresponda al registro electoral de cada estado, como
pretende el CNE. Con uno solo que no logre el mínimo, el proceso quedará
invalidado.

«La van a colocar (a la MUD) en una posición de borde.
El problema es que así se pueden invalidar firmas más fácilmente»
, declaró
a la AFP el analista Benigno Alarcón.

Otro asunto clave es el número de máquinas para el recaudo.
El CNE propone 4 mil 300 en función de cuatro millones de personas, pero la MUD
pide 19 mil 500 para los 19 millones de electores.

«Saben que probablemente se va a expresar más del 20%,
el 40%, el 60%, porque ocho de cada diez quieren cambio. Eso sería terminal
para el gobierno pues se demostraría su deslegitimación»
, afirmó
Torrealba.

En la anterior etapa, la MUD recolectó nueve veces más de
las 200 mil firmas que necesitaba para hacerse promotora del referendo, por lo
que dice estar segura de asestar en la próxima fase un golpe contundente que
presione el revocatorio.

«La estructura que está proponiendo el CNE no
permitiría que más de cuatro millones validen la firma»
, y el cronograma
llevaría la consulta a marzo de 2017, dijo a la AFP Eugenio Martínez, experto
en asuntos electorales.

Un apoyo que se acerque o supere los 7,5 millones de votos
requeridos para sacar a Maduro del poder, tendría un «impacto
innegable» aun si no hay referendo este año, agregó.

«Que firmen ocho millones sería de por sí una
manifestación de revocatorio»
, opina el analista Héctor Briceño.

Maduro, elegido hasta 2019, enfrenta un fuerte descontento
popular ante la severa crisis económica, agravada por la caída del ingreso
petrolero, y que se refleja en la escasez de alimentos y medicinas y una
inflación que el FMI proyecta en 720% para 2016.

– El desgaste –

El gobierno descarta un revocatorio este año, alegando que
la oposición inició tardíamente los trámites, y espera recuperarse con un plan
de distribución y producción de alimentos a cargo de los militares.

Para el analista Luis Vicente León, el oficialismo
«busca retrasar, desanimar y que quede claro que no habrá referendo en
2016.
Con pocas máquinas y con 20% por estado, es muy difícil recoger las
firmas y la oposición se va a dividir sobre si deben o no aceptar», dijo a
la AFP. 

«Lo evidente no necesita anteojos. Estamos ante la
postergación del referendo a 2017. Si hubiese voluntad política se haría este
año; pero no la hay»
, aseguró el politólogo socialista Nícmer Evans,
crítico de Maduro.

Alarcón estimó que el CNE complicará el tramo final, lo que
desgastaría a la oposición y la pondría en la disyuntiva de jugarse por un
referendo en condiciones desfavorables o la presión en la calle.

Con el tiempo en contra, la MUD ha intentado mantener
movilizados a sus partidarios, pero esa estrategia ha perdido ímpetu tras la
multitudinaria marcha del 1 de septiembre en Caracas, que asegura reunió a un
millón de personas.




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