EFE

El
secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis
Almagro, ha forzado a los 34 países del
ente a abordar la crisis venezolana
, un espinoso asunto sobre el que habían
mantenido un largo silencio hasta ahora.

Esta semana, la OEA, el único organismo
regional que reúne a todos los países americanos (salvo Cuba), celebró una
sesión extraordinaria sobre Venezuela por primera vez desde 2014
, cuando
Panamá quiso llevar las protestas sociales contra el Gobierno de Nicolás Maduro
cediéndole una silla a la diputada opositora María Corina Machado y Caracas
forzó que la reunión fuera privada.

El largo Consejo Permanente de este
miércoles no solo fue público sino que se retransmitió en directo en las
principales televisiones
y medios digitales del continente por la
expectación levantada después de que el martes Almagro diera el paso histórico
de invocar la Carta Democrática, un proceso que puede llevar a suspender a Venezuela del ente, contra la voluntad del
Gobierno de Maduro.

El secretario no acudió a la sesión para que no se confundieran las dos
iniciativas: el Consejo lo convocó
Argentina para aprobar una declaración conciliadora de consenso sobre Venezuela
 y él apuesta por ir más lejos y votar
la aplicación de la Carta, es decir, si los países creen, como él, que en Venezuela «hay una alteración del orden
constitucional que afecta gravemente al orden democrático».

En las conversaciones de pasillo fuera de micrófono, un amplio número de
diplomáticos de distinto color político aseguró a Efe que la iniciativa
liderada por Argentina no habría tenido lugar si no hubiera sido por la presión
que pesa sobre los Estados al haber activado Almagro el proceso de aplicación
de la Carta.

La misión de Argentina, que tiene la presidencia de turno del Consejo, gestó
una declaración sobre Venezuela ante la inminencia del anuncio de
Almagro para proponer una vía de actuación alternativa y más conciliadora.

«La no-respuesta fue orquestada por Argentina, incluso después de que su
nuevo presidente, Mauricio Macri, dijera que apoyaría la acción colectiva
respecto a las violaciones a las normas democráticas en Venezuela», describió el viernes
el diario The Washington Post en un editorial.

«Pero eso era antes, la canciller
de Macri (Susana Malcorra) aspira a ser elegida secretaria general de la ONU,
por lo que está ansiosa por evitar el conflicto con Venezuela
 y su menguante banda de aliados»,
añadió el influyente periódico.

Respecto a la sorpresa que para muchos observadores ha sido que la Argentina de
Macri no acompañe, por ahora, el proceso de la Carta, Almagro aseguró ayer en
una entrevista con Efe: «no es mi
trabajo leer la mente de nadie y no lo voy hacer, pero lo que si tengo claro es
que el presidente Macri nunca se desdijo de sus conceptos
y que
definitivamente estamos seguros de que los honrara en su momento».

El excanciller uruguayo considera que la declaración
conciliadora sobre Venezuela
debería haber incorporado la petición de un referendo revocatorio
y la
liberación de los presos políticos.

Preguntado por el reconocimiento que hicieron algunos países, también
Argentina, de que ese texto se quedaba corto, Almagro dijo: «es un sentir
generalizado, cuando no terminas de abordar esos temas reales definitivamente
te tienes que quedar con un gusto raro en la boca de que no hiciste lo que se
exigía que hicieras, pero empezaron a hacer y eso es algo positivo».

«Bajo obsoletos criterios de ‘soberanía’ y la grave percepción de que los
Gobiernos son los ‘dueños de la OEA’ (como dijo este miércoles el embajador
argentino, Juan José Arcuri) se ha perdido una oportunidad de contribuir con la
defensa de los derechos humanos en Venezuela»,
dijo a Efe Carlos Ponce, director para Latinoamérica de la organización Freedom
House.

«Para muchos esta declaración va a
ser decepcionante, porque ni siquiera menciona la Carta a pesar del pedido de
Almagro
«, comentó a Efe Michael Shifter, presidente del centro de
estudios Diálogo Interamericano.




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