EFE

El hambre y la escasez obligan al venezolano a repensar su identidad histórica, después de un siglo cultivando la idea de pertenecer a un país rico con fuentes inagotables de petróleo y una envidiable movilidad social, advierte a Efe el escritor Alberto Barrera Tyszka.

La desesperación de las madres que hacen filas por horas para irse con las manos vacías a la casa, o la de quien ve al cáncer devorar lentamente a un hijo
por falta de medicinas, es «una cosa inédita en nuestro imaginario»,
alimentado por años de políticas rentistas que alcanzaron su clímax en la
última década, cuando el costo del barril petrolero superó los 100 dólares.

Barrera Tyszka, ganador del premio
Tusquets de novela por «Patria o Muerte» (2015),
inspirada en la
tensión de los meses previos al deceso del presidente Hugo Chávez (1954-2013), considera que aunque la desigualdad y la
pobreza inspiraron su llegada al poder, no existían entonces «estas
imágenes de hambre, de gente pasando necesidad».

«Eso es una imagen de nosotros mismos que los venezolanos tenemos que
procesar y eso apenas está empezando a suceder. Es una pobreza que no conocíamos«, de cuyas consecuencias,
empezando por la desnutrición, han alertado gremios médicos del país.

El desabastecimiento de alimentos y medicinas puede llegar hasta el 80 % en el
país con las mayores reservas probadas de petróleo, de acuerdo con la
encuestadora Datanálisis, mientras diputados
opositores aseguran que 8 de 10 personas come una sola vez al día y el 40 % de
los niños sufre de algún tipo de desnutrición.

Para adquirir la canasta básica, dirigida al consumo de una familia de cinco
miembros, se necesitaban 11,1 salarios mínimos hasta el pasado febrero, según
el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de
Maestros (Cendas-FVM), que indicó entonces que su precio había subido un 482 %
en el último año.

Es esta crisis económica, según el
versátil académico y guionista de series de televisión, la variable que «en gran parte va a definir todo», incluso la
sostenibilidad del «mito» de Chávez
, en una Venezuela en la que
«imaginar el futuro ha sido la cosa más difícil. No hay nada que pueda
funcionar como certeza».

«La imagen de Chávez era una promesa de prosperidad, él resucitó ese sueño
de la riqueza», relata.

«Pero una crisis económica como la actual pone a la gente a pensar en qué
pasó, ¿fue todo una gran borrachera en
la que nos metió este hombre?, porque estamos ahora en una resaca espantosa
«.

El novelista, licenciado en Letras, ve al chavismo como una iglesia sostenida
por un tipo con carisma importante, «que logró tener una narrativa que la gente compró, porque su discurso -el
de Chávez- estaba lleno de verdades, aunque él las manipulara, las trabajara
.
Él apeló a unas cosas que eran ciertas, a un país con unos problemas de
desigualdad y pobreza tremendos, a una elite que no sabía leer la
realidad».

«Curiosa o trágicamente estamos, 17 años después, con una elite que no
sabe leer la realidad», lamenta.

Y no es optimista, cree que las cosas pueden mantenerse como están, porque
«lo único que nos ha demostrado la
historia es que todo puede seguir y todo puede empeorar, y el chavismo sabe
jugar al desgaste
. Puede jugar al desgaste institucional y lo está
haciendo, sin ningún escrúpulo, sin ningún problema».

La organización Amnistía Internacional (AI) criticó en julio pasado a las
autoridades venezolanas por sus «políticas obstinadas» y por no
reconocer la emergencia económica y la crisis humanitaria que afectan la
nación.

Mientras que el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, dijo a
principios de mes que el país vivía una «crisis humanitaria», y el
organismo ha pedido al Gobierno que acepte la ayuda que se le ha ofrecido para
paliar la escasez de alimentos.

Barrera Tyszka, con residencia actual en México, se encuentra en Panamá para
presentar «Patria o Muerte» en la XII Feria Internacional del Libro,
que concluye este domingo y reúne a autores de 16 países de América y África,
con Estados Unidos como invitado especial.




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