Redacción internacional, 20 jun
(EFE).- El rendimiento de los cultivos se reducirá en la próxima década debido
al cambio climático a no ser que se adopten medidas inmediatas para acelerar la
introducción de nuevas variedades mejoradas, según advierten los expertos.

Una investigación liderada por la británica Universidad de Leeds y publicada
hoy por Nature Climate Change se centra en el cultivo de maíz en África, pero
el proceso subyacente afecta a las cosechas en todo el trópico.

En África, «el aumento
gradual de las temperaturas, las mayores sequías y las olas de calor causadas
por el cambio climático tendrán impacto en el maíz», señaló el director
del estudio, Andy Challinor.

Por ello, el estudio indica que
«el desarrollo de nuevas variedades de cultivos mejor adaptadas a las
nuevas condiciones climáticas es vital para el futuro de la producción
alimentaria».
Los expertos se centraron, en particular, en el efecto de la temperatura en la
duración de los cultivos -el tiempo entre la siembra y la recogida- pues a más
calor menos tiempo, lo que se traduce también en un plazo más corto para que
produzcan y acumulen biomasa, señaló Challinor en un comunicado.

Lograr una nueva variedad de
cosecha y que la adopten los granjeros requiere entre diez y treinta años, por
lo que, al ritmo al que aumentan las temperaturas en los trópicos, cuando está
disponible y plantada crece ya a unas temperaturas más templadas de a las fue
desarrollada.

Los investigadores usaron
diversos datos para desarrollar dos escenarios, el mejor y el peor, para los
actuales sistemas de mejoras de cosechas.

Los datos apuntan a que la
duración de los cultivos será «significativamente más corta ya en 2018 en
algunos lugares y en 2031 en la mayoría de las regiones de África donde crece
maíz».

Las previsiones más optimistas,
que suponen una acción combinada de granjeros, políticos y mercados para crear
nuevas variedades en diez años, señalan que las cosechas podrían adaptarse a
las temperaturas hacia 2050.

El equipo, compuesto por expertos
en agricultura, clima y ciencias sociales, analizó las opciones para asegurar
un desarrollo más rápido de nuevos cultivos y su llegada al campo, lo que
requiere la mejora de las técnicas de cribado bioquímico, de las políticas
gubernamentales y del acceso de los agricultores a los mercados.

El doctor Andy Jarvis del Centro
Internacional para la Agricultura Tropical (CIAT) indicó que la inversión en
investigación agrícola para desarrollar y difundir nuevas tecnologías de
semillas «es una de las mejores inversiones» que se pueden hacer para
la adaptación al clima.

Además defendió que fondos
destinados a frenar el calentamiento se empleen en ayudar a los granjeros del
mundo para que vayan varios pasos por delante del cambio climático, lo que
comportaría «grandes beneficios para la seguridad alimentaria
global».

Los investigadores también
proponen un plan alternativo. Usar los modelos de cambio climático para
determinar las temperaturas futuras, calentar invernaderos hasta ese punto y
desarrollar en ellos nuevas variedades de cultivos.




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