El teniente coronel del Ejército Francisco Mariano Navas Lugo, quien fue desde junio de 2010 hasta junio de 2013 gerente de Importaciones y Seguimiento de Exportaciones de la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi), llegó al piso cinco de los tribunales del Distrito Capital acompañado por tres efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). Todos ellos con actitud relajada, como si se tratase de una diligencia rutinaria ante un órgano de la cuestionada justicia venezolana.

La primera impresión podría confundir al ojo desprevenido. Navas es uno de los tres procesados por un fraude a las arcas del país que, según cálculos del ex ministro de Finanzas Jorge Giordani, supera los 25 millardos de dólares. De hecho, es hasta ahora el acusado más relevante del llamado Caso Cadivi, equivalente contemporáneo al Recadi de la época lusinchista y a la Otac del segundo gobierno de Rafael Caldera.

Navas es, entonces, prueba viviente del gran desfalco que, de no haber existido, quizá le hubiese ahorrado a la población venezolana tanta penuria por la escasez, tanta hambre y muertes por la carestía de medicinas. Y, sin embargo, este oficial marchaba junto a sus escoltas sin esposas, en correcto uniforme administrativo verde oliva, con un maletín atiborrado de documentos. Como si en realidad el único procesado por este juicio fuese su primo, José Daniel Stekman, un civil que llegó más atrás, inmovilizado por las muñecas y con la vestimenta azul celeste que debe portar como consecuencia del “nuevo régimen penitenciario”. Él también está en juicio.

Navas y Stekman acudieron el jueves 15 de septiembre de 2016 a la segunda jornada de este proceso judicial, que se adelanta en el juzgado séptimo de juicio de Caracas, a cargo de la abogada Yoko Horiuchi Yamashita. Le dicen “La China”, pero en realidad es una venezolana de ancestros japoneses, parte de ese escaso porcentaje de funcionarios de carrera en el mundo tribunalicio.

La investigación penal sobre las supuestas irregularidades en la Comisión de Administración de Divisas —Cadivi, actual Cencoex— comenzó el 16 de julio de 2013. A las 10 am. de ese día, el coronel del Ejército Víctor Armando Flores Correa compareció ante el director de Contrainteligencia Militar, mayor general Hugo Carvajal. De esa entrevista surgieron dos documentos: uno anónimo que fue utilizado para dar inicio formal al expediente y otro que fue consignado con posterioridad. Ambos, sin embargo, tenían el mismo contenido y la firma de Flores Correa, quien hasta el mes anterior y durante más de tres años se había desempeñado como vicepresidente de Administración y Control de Divisas.

En otras palabras, Flores Correa fue la segunda autoridad de Cadivi, solo superado por el general de brigada del Ejército Manuel Barroso, entonces presidente. Era, además, el inmediato superior de Navas en el organigrama de la institución. Según este oficial, las irregularidades en la comisión abarcaban las gerencias de Importaciones, Recepción de Solicitudes y Registro (Rusad) y la de Verificación Aduanal.

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http://elestimulo.com/climax/las-caras-detras-del-desfalco-millonario-de-cadivi/ 




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