Arturo D. Rodríguez Gutiérrez | @ArturoDomingoR

“El Almirante” regresó a casa.
Carlos García pisó hace algunas semanas el José Bernardo Pérez de Valencia para
empuñar el timón de los Navegantes del Magallanes por séptima campaña y sexta
desde el primer día. Esta vez, su catalejo apunta claro. Quiere adjudicarse su
segundo título en la pelota rentada nacional como manager de los “turcos” y
regalarle a la afición el decimotercer campeonato en la historia de la divisa.

García está orgulloso. Siente las
rayas como propias, tanto como el amarillo, azul y blanco que han caracterizado
por décadas al cuadro “filibustero”.

El nativo de Ciudad Bolívar arribó
al “Coso de la Michelena” en la temporada 1986-87 en la que logró promediar
.438 a la ofensiva. Desde entonces, empezó a ganarse un lugar en el corazón de
los carabobeños, cuyo espacio fue creciendo gracias con el pasar del tiempo al
liderazgo, jerarquía y entrega en el terreno de juego, a la par que Magallanes
enamoraba al segunda base.  

Durante nueve zafras como jugador
en la escuadra del Cabriales, el guayanés registró 261 hits, 41 tubeys, 12
triples, nueve cuadrangulares y dejó promedio de .287 al bate. En 1998, su
relación amorosa con los “eléctricos” tuvo una separación, pues el indermedista
tuvo que cruzar el puente de La Cabrera y jugar su última campaña en la LVBP
con los Tigres de Aragua.

Como pelotero, el infielder logró
alzar el trofeo de campeón venezolano en tres oportunidades (1994, 1996 y
1997). Mientras que como piloto se quedó con los máximos honores en 2014 ante
Caribes de Anzoátegui, y previamente en su primera experiencia como mandamás de
“la nave” en la campaña 2009-10 se adjudicó el Premio Manager del Año en la
LVBP, tras registrar una marca récord de la organización con 41 triunfos y 22
reveces.

Cuando Carlos García habla del
Magallanes, y de lo que significa para él, su tono de voz cambia rápidamente y
sus palabras se llenan de orgullo por vestir la camiseta de “la nave turca”.

“Magallanes me dio la oportunidad
de crecer y he podido contribuir humildemente con lo que necesita esta
organización para seguir dando frutos y mantenerse en el tiempo como uno de los
mejores equipos de Latinoamérica”, expresó el timonel.

En Venezuela sólo hay un equipo
de béisbol que tiene un Salón de la Fama destinado a recordar y mantener vivo
el legado de esos peloteros que marcaron la historia de la divisa, esa
organización son los Navegantes del Magallanes, quienes en el 2013 decidieron
exaltar en su plaza de los inmortales a Carlos García.

Por su parte, el mandamás
reconoció que “los turcos” significan para él un desarrollo como individuo que
lo ayudó a mantenerse en su carrera profesional, “la identificación que tengo
con el Magallanes es invaluable para mí”.

Los fanáticos recuerdan a García
como una de las anclas que ayudó a la tropa carabobeña a quedarse con las
primeras dos finales entre los eternos rivales en 1994 y 1996.

Definitivamente, el mánager también
le da mucho crédito de su éxito al mando de “la nave” al staff de coaches que
ha confeccionado junto con Gregorio Machado, Luis Colmenares, Edwin Hurtado,
Omar Malavé y Roberto Espinoza, todos con amplia experiencia en el béisbol
venezolano. “Lo que hace bueno a un equipo son sus trabajadores, y si yo no
estuviese rodeado de todos ellos no creo que sería el manager que soy en estos
momentos”, acotó el dirigente.




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