Marielis Arteaga | Fotos: Fernando
Aguirre

Eglit Doubain y su hijo, Diego Pedrosa comenzaron a refrescar a los transeúntes en una esquina de Prebo pero hoy dan un paso adelante, con un local en el corazón de Valencia.

Refrescantes,
chispeantes, coloridos así son los memorables cepillados que con tanto
entusiasmo hace la carismática valenciana, Eglit Doubain, una mujer con energía
contagiosa que ha encontrado en las frutas, un medio expresivo delicioso y sin
igual para complacer a los paladares más variados.

Eglit
nació en Valencia pero casada en unas segundas nupcias vivió por un tiempo en
Calabozo, estado Guárico. Allá regentaba junto a su esposo, una farmacia pero
ella, inquieta y creativa resolvió que dirigiría un pequeño cafetín en el mismo
sitio así que con su sonrisa desbordante atendía a quienes llegaban agobiados
por el calor propio de la zona.

Las
bebidas refrescantes eran infaltables por ser tan demandadas pero un día, el té
más vendido se congeló. Ese error se convirtió en el producto más pedido
“debido al calor, todos llegaban y me decía, sí, deme ese té congelado”.

Esta
mujer recordó esos deliciosos cepillados que probó en su infancia mientras
vivió unos años en Maracaibo y los heladitos de coco que le hacían sus padres
para complacerla así que comenzó a ofrecer, cepillados de sabores clásicos.

La
vida resolvió que tendría que volver a vivir en Valencia así que los cepillados
que se habían vuelto tan populares en Calabozo tuvieron una pausa.

Aquí,
en su ciudad natal se sintió motivada una vez más a emprender la venta de sus
helados ya que “la cosa estaba dura”.

Volvió
a comprar sus amadas frutas, las convirtió en esas delicias heladas y las
ofreció por primera vez durante los carnavales de Valencia y San Diego,
motivada por sus hijos, Diego y Verónica.

Sabores concurridos

Como
a veces, algunos sueños están destinados a cristalizar, su hijo Diego, graduado
como técnico automotriz quería un cambio de rumbo profesional y le propuso a su
mamá que se aliaran para hacer funcionar el negocio de los cepillados con todos
los bríos. Así lo hicieron y desde hace casi tres años, los dos emprendedores,
madre e hijo se han dado a conocer en una concurrida esquina en El Añil, en la
urbanización Prebo de Valencia.

Sábado
y domingo, son cientos de personas que se acercan hasta el pequeño carrito para
refrescarse con esos ricos cepillados, llenos de sabor y color naturales.
Quienes le conocen se hacen clientes habituales que vuelven cada fin de semana para
comerse su cepillado en el sitio o para llevar las tinas repletas de sabor para
la gente querida.

Eglit,
tiene una maestría especial para ingeniar sabores y posibilidades por eso se ha
atrevido a hacer cepillados con infinidades de frutas “porque fruta que cae en
mi mano la convierto en cepillado y sé que podré hacer los 1000 sabores que
sueño, ahora lo haré posible”.


En Cepillados La Chinita sueñan con elaborar 1000 sabores, todos naturales

Es
así, que los asiduos de estos helados que se han ganado fama de boca en boca pueden
deleitarse con cepillados de coco, fresa, naranja, mandarina, limón, colita,
mora, cambur, parchita, tamarindo, piña, mango verde, jobito, mamón, tamarindo
culí (llamado tamararindo chino), cóctel de frutas, guanábana, tomate de árbol,
zapote, granadilla, patilla, parcha real, melón, ciruelas pasas, fruta dragón,
galleta, kiwi, frambruesa, tangerine, caqui, guayaba, lulo, curuba, uchuva,
níspero, chocolate, arequipe, melocotón, durazno, entre otros más.

El sabor «coco» es uno de los más demandados por grandes y pequeños. ¡Imperdible!

El cepillado de mango verde es uno de los más populares

La
popularidad de estos cepillados se ha propagado de boca en boca, haciendo que
estos emprendedores sean convocados en diversos eventos públicos y privados,
algo que solo parece crecer.

Como
eran muchos los que ansiaban refrescarse durante la semana, Eglit y su hijo se
aliaron con la entusiasta Bárbara Zreik, una valenciana inagotable formada en
Gerencia en Estados Unidos, quien regresó al país y vio en los cepillados, una
infinidad de posibilidades.

Desde
marzo, los tres socios, llenos de ganas y proyectos cuentan con un local en
pleno Centro de Valencia para que no existan excusas.

Bárbara
se encarga de la lucha absoluta por conseguir la materia prima para hacer
crecer el negocio; Eglit prepara las ricuras y Diego sonríe a los clientes con
una calidez inolvidable.

Abren
de lunes a sábado de 9:00 a.m. a 4:00 p.m. Están ubicados en la Av. Montes de
Oca, entre calles Girardot y 24 de junio. Búsquenlos por Instagram,
@cepillados. 

Fresa, parchita, naranja, níspero, limón, chocolate, arequipe son parte de los sabores

 

Los que no pueden decidirse por un solo sabor, los combinan como quieran

 




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