Sara Pacheco
Los problemas en el barrio 13 de Septiembre, parroquia Santa Rosa, parecen ser siempre los mismos. Las historias de los vecinos son similares, todas inician con la frase “hace varios años”, para referir cuando comenzaron a padecer.
Norberto Zambrano vive en una esquina entre la avenida Boyacá y la calle 63. Todos los días el agua llega a su hogar. Sin embargo, debe dejar abierto el grifo varios minutos. No es que Norberto o su familia sean despilfarradores maníacos, es que si no lo hacen deben entonces usar agua con hedor a cloaca. Este es un aspecto resaltante en la zona. Los vecinos presumen que hay un tubo de aguas negras roto debajo de la superficie, por ello se unen con el agua blanca.
(Foto Saúl Zerpa)
Una mayoría extraordinaria lanza aguas residuales a la calle de forma involuntaria. Los desagües están colapsados desde hace al menos dos meses. Sin embargo esta situación es un vaivén que se manifiesta desde hace dos años aproximadamente.
Esto trae como consecuencia la proliferación de huecos y vías dañadas. Con la construcción del Distribuidor del Sur, impulsado por la gobernación, el barrio es un escape. Con mayor frecuencia transitan automóviles, pero los que generan más preocupación son gandolas, unidades de transporte público y vehículos de carga pesada.
(Foto Saúl Zerpa)
Algunas calles han cerrado sus accesos con barricadas hechas con escombros. De esta manera, resaltó Zambrano,, se previene el deterioro. “El consejo comunal nos ha dicho que ya está un presupuesto aprobado para el cambio de tuberías, pero también nos dijeron que si queríamos que se hiciera teníamos que ir hasta la gobernación para ejercer presión”.
Se han hecho trabajos de asfaltado en la avenida Boyacá, pero el núcleo del problema son las aguas negras, aspecto que ninguna autoridad ha atacado.
(Foto Saúl Zerpa)