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Tanto significa Francisco Cervelli para los Piratas de
Pittsburgh desde todo punto de vista que es fácil analizar que los percances
sufridos por el receptor venezolano en el 2016 han sido una de las principales
razones del porqué su equipo no aparece en un sitial de mayor prominencia en la
División Central de la Liga Nacional en los actuales momentos.

Limitado a 68 de los primeros 118 juegos de su equipo,
Cervelli, fuera por cinco semanas del 11 de junio al 19 de julio, batea .474 en
sus siete partidos más recientes y es conceptuado como uno de los mejores
caretas de las Grandes Ligas en el duro oficio de conducir a sus lanzadores y
concretamente en la maniobra con la mascota indispensable para
«convertir» a strike envíos que pudieran ser considerado malos.

«Impacta en ambos aspectos del juego, defensiva y
ofensivamente», proclamó el dirigente de los Piratas, Clint Hurdle, del
receptor que promedió .295 en el 2015, su primera temporada con los bucaneros.
«Agarrar buen empuje ha sido un reto para él en el 2016, debido a las
lesiones y por ende la falta de juego consistente. Aún así, da una verdadera
batalla en cada turno como bateador».

La lesión principal de Cervelli fue una fractura en la mano
izquierda que ameritó que se le removiera el hueso ganchoso. También ha sufrido
molestias al ser golpeado por un lanzamiento en un pie y en la muñeca izquierda
en el mes de agosto.

«Por todo lo que hace detrás del plato es difícil
cuantificar todo lo que significa para nosotros como receptor»,
diagnosticó Hurdle. «Hemos visto tantas veces en cada juego como encuadra
en strike esos lanzamientos que parecen bajitos. Tiene la habilidad para
recibir bien todo lo que viene en los alrededores del plato.

«Su forma de llamar un juego le permite incrementar la
confianza a los lanzadores, especialmente los jóvenes, para que puedan utilizar
todo su repertorio sin preocuparse», prosiguió el ex jardinero. «A
cada pitcher que se sube a la lomita lo hace sentirse como si fuera el ser más
importante en todo el estadio. Es como si algo [especial] estuviera ocurriendo
entre el lanzador y el receptor».

Esa habilidad de Cervelli para conducir a sus lanzadores le
ha servido de mucho para que puedan trabajar a su plenitud de facultades a
brazos de calidad como el relevista dominicano Neftalí Féliz, otrora cerrador
de los Rangers de Texas que no tiene suficientes palabras para describir todo lo
que le agradece al venezolano.

«Primeramente, pienso que es un tremendo catcher»,
expresó Féliz, que hilvana una efectividad de 1.90 en sus 25 juegos más
recientes. «Es una persona que me ha ayudado como lanzador desde los
Entrenamientos de Primavera, a volver a coger mi confianza nuevamente. Gracias
a Dios, trabajar con él me ha dado resultados».

Por su parte, Cervelli, de 30 años de edad y debutante en
las Grandes Ligas en el 2008 con los Yankees de Nueva York, hace de tripas
corazón para cerrar a todo vapor una temporada en la que ha tenido momentos
sonrientes, pero también pesadillas.

«Ha sido una temporada bastante accidentada, pero aquí
estamos, batallando para clasificar, eso es lo que más importa», expresó
Cervelli, que en mayo pasado firmó una extensión contractual que le unirá a los
Piratas hasta la campaña del 2019 y que ha intervenido en la postemporada en el
2009, 2010 y 2015. «Estamos súper cerca y eso es lo que está en mi mente.
No hay nada más sabroso que ir a los Play-Offs».

Una de las cosas más importantes para Cervelli, clave en el
inicio de la serie reciente en San Francisco ante los Gigantes al completar un
out espectacular en el plato luego de recibir el tiro del jardinero izquierdo
dominicano Starling Marte, ha sido mantener una mente positiva con el fin de
estar preparado para ser una pieza importante del equipo de Pensylvania en el
fragor de la batalla en la recta final de la contienda.

«Nunca pensé en eso», aseguró, al preguntársele de
la posibilidad de que no pudiera volver en el 2016 a plenitud de condiciones.
«No quieres estar en esas circunstancias, con lesiones, regresas, te
lesionas, regresas, te vuelves a dar golpes

«Es frustrante, pero a la misma vez es un reto»,
explicó el nativo de Valencia, capital del estado Carabobo en el norcentro de
Venezuela. «Sabes que tienes que levantarte, seguir adelante, para tus
compañeros de equipo».

Canjeado de los Yankees a los Piratas el 12 de noviembre del
2014 por el lanzador zurdo Justin Wilson, Cervelli conceptúa su paso por las
Grandes Ligas como el avance de un estudiante en ruta hacia la graduación a los
máximos niveles.

«Las Grandes Ligas son como una Universidad»,
comparó el careta que para el momento de concluir la serie reciente de los
Piratas en la Bahía había bateado de hit en ocho juegos al hilo para un
promedio de .440 en ese lapso. «Por lo que yo he vivido en las ligas
menores hasta aquí, esto es como la graduación.

«Pero siempre hay que hacer una pasantía, hay que hacer
un postgrado todos los años, para ser mejor cada día, para estar aquí por mucho
tiempo, para siempre ayudar al equipo en lo que pueda», expresó el
veterano que batea .346 desde su salida de la lista de los inhabilitados el
pasado 19 de julio.




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