Sara Pacheco
Los problemas presupuestarios para la máxima casa de estudios del estado no han cesado. Están ante un panorama parecido al inicio del período vacacional y el comedor no escapa de esto. Actualmente solo está funcionando el central. Planean abrir el próximo lunes la sala de servicio en deporte y en al menos dos semanas la de ingeniería, tomando en cuenta que los estudiantes continúan en verano.
Ramón Bravo, director, admitió que están trabajando a crédito. “Ya los proveedores nos tienen confianza, por eso permiten seguir trabajando así. Cerramos en julio porque ya teníamos tres meses de deuda”. Espera que no se alargue tanto el tiempo de pago.
(Foto Saúl Zerpa)
Se debe cancelar diariamente una cantidad específica a cada proveedor, con esto llenan los cuatro mil platos que se ofrecen hoy día. En promedio y dependiendo del menú pautado se solicitan 1350 kilos de pollo, 850 o 900 kilos de pescado o atún, 600 kilos de carne molida o 650 kilos de carne para guisar. Semanalmente pueden llegar a consumir cuatro mil plátanos.
Ya no es exclusivo de estudiantes
A Bravo le parece curioso y alarmante un nuevo comportamiento que está extendiéndose por el campus, todo debido a la difícil situación del país. Ya no son solo los estudiantes los que disfrutan del beneficio del comedor, ahora hay mayor población trabajadora, desde personal obrero, pasando por administrativo, hasta personal docente.
“El promedio de los trabajadores no llegaba a 50, ahora se ven por lo menos un mil 200 personas diarias. Se ahorran mucho, un almuerzo en la calle barato, se consigue en dos mil. No se puede”, expresó.
