Beatriz Rojas/@rojas_beatriz

El 17 de marzo comenzó el cierre inducido del diario El Carabobeño, por lo que hoy se cumplen cuatro meses desde que el periódico más antiguo de la región central del país, no se puede encontrar en los quioscos y panaderías.

El fin de la edición impresa no fue por propia decisión, sino porque el Gobierno nacional, a través del Complejo Editorial Alfredo Maneiro (CEAM) acordó no venderle más papel.

Muchas fueron las gestiones que se hicieron ante el CEAM, para intentar que le vendieran papel, pero todas resultaron infructuosas. De nada valió que se tratara de un medio impreso con 82 años de historia.

Durante un año se hicieron gestiones ante el Complejo Maneiro, para lograr la venta de bobinas, hasta que se fue agotando el papel con el que contaba la empresa, y salió de circulación.

La jefa de Redacción, Carolina González, atribuyó el cese de la venta de papel, a un pase de factura por la línea editorial independiente que mantiene el diario. Y aunque el Gobierno lo niegue, todo indica que es así porque el diario La Verdad del estado Zulia había salido de circulación por falta de papel el mes pasado, pero a los cuatro días retomó sus labores porque Maneiro le vendió los insumos que necesitaba. Con El Siglo ocurrió algo similar, y ya está circulando de nuevo.

Lo que no se dice

Pese a las dificultades, El Carabobeño sigue vigente a través de su portal web y por El Carabobeño Radio. Solo a través de estos medios, los ciudadanos pueden enterarse de las noticias que resultan incómodas para los personeros del Gobierno. Un ejemplo de ello es la situación del agua en la región central del país. Los ciudadanos saben que la calidad del agua no es la mejor, porque lo notan cuando el líquido sale de los grifos. Sin embargo, solo a través de El Carabobeño se hacen los reclamos necesarios para que mejore el servicio.

Los gremios de la salud también han conseguido en este medio, la motivación para denunciar escasez de medicamentos, insumos y equipos. Lo mismo ocurre con los familiares, quienes están conscientes de que solo a través de la denuncia los problemas podrían solucionarse.

Las organizaciones sindicales también han convertido al Diario del Centro en su paño de lágrimas. Por eso denuncian frecuentemente a través de este medio, los violaciones de los contratos colectivos por parte de sus patronos, que en muchos de los casos es el Estado venezolano.

Pese a que ya han pasado cuatro meses, los ciudadanos siguen teniendo fe en que la situación actual del octogenario rotativo se revertirá, y volverá a circular como antes.




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