AFP

El izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) perdió este domingo
la alcaldía de Sao Paulo, la mayor de Brasil, así como otros de sus
bastiones, cuando enfrenta un aluvión de denuncias de corrupción que lo
dejan en una débil posición para las presidenciales de 2018.

Con más del 99% de las urnas escrutadas en la capital económica del
país, el candidato del socialdemócrata PSDB, Joao Doria, cosechó un
53,28% de los votos, frente a un 16,67% del alcalde saliente, Fernando
Haddad, del PT, con 16,70%.

En declaraciones a TV Globo, Doria dijo que Haddad lo había llamado para felicitarlo por su victoria.

«Vamos a devolverle a Sao Paulo al papel que se merece», declaró el
candidato del PSDB, un partido de la base de apoyo al presidente
conservador Michel Temer, del centrista PMDB, quien asumió tras la
destitución de la presidenta Dilma Rousseff.

Golpeado también por las acusaciones de corrupción del caso Petrobras, que envuelven a su líder histórico, el expresidente Lula
da Silva (2003-10), el PT perdía igualmente las alcaldías de ciudades
emblemáticas como Sao Bernardo do Campo, en pleno cordón industrial de
Sao Paulo. 

Y de las 4 capitales que había conquistado en 2012, solo logró conservar una, Rio Branco, en el amazónico Estado de Acre.

«Es una derrota muy dura para el PT. Se esperaba una respuesta
negativa de las urnas, porque los votantes no separan los problemas
nacionales de los municipales y la crisis del gobierno del PT contaminó a
las elecciones», declaró a la AFP Michael Mohallem, cientista político y
profesor de la privada Fundación Getulio Vargas.

«La duda era cuán profundo sería el impacto; y fue muy profundo. Este
resultado anticipa la preocupación del PT y de otros partidos de
izquierda de cara al 2018», afirmó el analista.

El PT ya había perdido 108 de los 642 alcaldes que cosechó en las
municipales de 2012, según cifras del propio partido. La mayoría había
migrado a otras fuerzas con fines electorales.

Los últimos años de los 13 que el PT estuvo en el poder se vieron
ensombrecidos además por la recesión económica, que dejó ya a 12
millones de personas sin empleo.

Lula, que ve en las acusaciones de
corrupción una tentativa de neutralizarlo políticamente, dio sin embargo
muestras de optimismo sobre la posibilidad de revertir la situación
antes de 2018, al votar en Sao Bernardo do Campo.

«Cuanto más odio se estimula contra mí, más amor se crea (…) Esa
gente va a sorprenderse porque a partir de estas elecciones voy a
comenzar a caminar por Brasil», anunció el líder histórico de la
izquierda.

Nuevo mapa de fuerzas

Estas elecciones son
una antesala de las presidenciales de 2018 y las primeras que se
realizan desde el impeachment de Rousseff, destituida el 31 de agosto
acusada de manipular las cuentas públicas. En su lugar asumió Temer, que
completará su mandato hasta fines de ese año.

El triunfo de Doria en Sao Paulo deja bien parado al PSDB, que apoyó
el impeachment de Rousseff y por ahora es parte de la alianza que
gobierna con Temer.

«La elección de Doria fue una sorpresa grande. Fue una apuesta del
gobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, que queda en buena posición
dentro del PSDB para ser candidato a presidente en 2018», comentó
Mohallem.

En Sao Paulo, de hecho, el PMDB de Temer apoyaba la candidatura de Marta Suplicy, que quedó muy atrás en los votos. 

El PSDB gobernó Brasil por última vez con Fernando Henrique Cardoso (1995-2002).

En Rio de Janeiro, otro de los mayores municipios brasileños, habrá
segunda vuelta entre el obispo evangélico y senador Marcelo Crivella y
el candidato Marcelo Freixo, del Partido Socialismo y Libertad (PSOL)
formado por disidentes del PT.

Con 100% de las urnas escrutadas, Crivella tenía 27,78% de los votos contra Freixo, que cosechó 18,26%.

El PT no presentó candidato propio a la alcaldía carioca, pero tanto Lula
como Rousseff apoyaron a la candidata comunista Jandira Feghali, que
quedó fuera de la carrera por el balotaje con muy poco apoyo.

La votación para elegir más de 5.500 alcaldes y decenas de miles de
concejales de 26 estados federales, obligatoria para gran parte de los
más de 144 millones de empadronados, no registró «ningún incidente
grave», había informado más temprano el Tribunal Superior Electoral
(TSE).

Según el último boletín, 83 candidatos fueron detenidos en su mayoría por realizar propaganda electoral no autorizada.

Tras una serie de homicidios -especialmente en el estado de Rio,
donde 15 aspirantes a alcalde o concejal fueron asesinados-, el
Ministerio de Defensa desplegó 25.000 militares para reforzar la
seguridad en 488 ciudades de 16 estados donde se registraron actos
violentos.

El presidente del TSE, Gilmar Mendes, afirmó que estas elecciones son
«las más violentas» de los últimos años, especialmente en Rio, «donde
el crimen organizado, las milicias y los narcotraficantes participan en
el escrutinio y tienen candidatos».




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