Por Daniel Galilea/ EFE

El ingeniero y matemático Vicente
Fuentes, que lleva años investigando este misterio, publica: “Viajes en el
Tiempo. Casos Reales”, en el que nos relata decenas de casos y fenómenos
extraños relacionados con viajes al pasado y al futuro, que escapan a la
lógica, pero tan detallados que hacen dudar a los escépticos.

Un condecorado comandante de la
Real Fuerza Aérea Británica llamado Sir Victor Goddard estaba pilotando su
avión biplano en el año 1935 tras haber despegado desde Edimburgo, Escocia,
hacia su destino en la ciudad de Andover, en Inglaterra.

Una tormenta instantánea se formó
delante del veterano piloto, que se adentra de lleno en ella porque no le queda
más remedio. Acto seguido pierde el control de su avión y comienza a caer en
espiral.

De repente, el avión se endereza,
la tormenta se disipa y Goddard ve un precioso amanecer que no tiene ningún
tipo de sentido, ya que había partido cuando las luces del alba ya eran
historia y habían pasado varias horas.

Está sobre el aeródromo
abandonado de Drem. No muy lejos de Edimburgo, pero todo parece diferente.
Además del clima y el momento del día, en el terreno puede ver aviones que
están como nuevos sobre un terreno que antes era tierra y ahora lo ocupan unas
pistas de aterrizaje flamantes.

Mientras sobrevuela la zona
observa tres aviones biplanos, como el suyo, pero pintados de amarillo, así
como un monoplano cuyo modelo no ha visto en su vida.

Enfoca sus prismáticos y descubre
que los mecánicos van vestidos con un mono azul a diferencia de sus habituales
colores marrones.

¿Dónde están las vacas pastando
sobre aquellas instalaciones abandonadas, 
las vallas destruidas y el hangar ruinoso?

El piloto vuelve a Andover y en
las alturas le espera una vieja amiga: la extraña nube tormentosa, que le
envuelve de nuevo.

Goddard vuelve a la lluvia
británica, al cielo grisáceo de Inglaterra y aterriza en Andover, donde le
confirman que no hay actividad en el aeródromo de Drem. 

Años más tarde descubriría que
todo lo que había observado en 1935, tendría lugar en 1939, durante la Segunda
Guerra Mundial.

Este es solo uno de los 150 casos
de viajes en el tiempo, insólitos, raros, simpáticos y también aterradores,
recopilados por el ingeniero y matemático Vicente Fuentes, en su libro “Viajes
en el Tiempo. Casos Reales”.

En el caso de Goddard, “tenemos
la formación de una estructura nubosa que parece ser el núcleo, a partir del
cual, el testigo se teletransporta a un punto del futuro y después es devuelto
a su línea temporal original”,  explica
Fuentes, un investigador del misterio, también director del magazine en línea
‘Ufopolis’.

Según Fuentes,  los vórtices espacio-temporales son “una
posibilidad a nivel científico, incluida en la teoría de la relatividad de Einstein.
La hipótesis que barajo es que estos, digámoslo así, agujeros temporales,
llegan a  crear efectos meteorológicos
bajando la presión de vapor del agua hasta condensarla”.

“Viene a ser como una red de
patatas similar a las del supermercado. Cuando algo altera esa red, como las
micro variaciones entre dos agujeros negros, esas ondas se transfieren por esa
malla y viajan por el universo en todas las direcciones”, señala.

“Nosotros, nuestro planeta,
estaríamos en unos de los cuadraditos de esa malla y, cuando esas ondas llegan,
viajan por toda la tierra hasta que se encuentran con una alteración
gravitatoria o magnética natural y allí el tiempo tiende a romperse”, prosigue
Fuentes.

Un fenómeno
astrofísico natural

“Si estamos allí dentro en ese
justo momento viviremos unos minutos en ese mismo punto de la Tierra, pero en
un tiempo situado unos años antes o después. Cuando la alteración termina,
volvemos al presente recordando detalles que no podríamos saber pero que hemos
experimentado de forma real” asegura.

Según este investigador, este
fenómeno es transitorio, raramente se produce en el mismo sitio y viaja por
todo el mundo, hasta que “rompe”, como las olas del mar, y hace que la línea
temporal del testigo haga repentinamente un arco y conecte con un punto del
pasado o del futuro.

“Hay una inmensa cantidad de
variantes que incluyen repeticiones de escenas, visiones de universos
paralelos, apariciones de elementos similares a agujeros de color negro y
bucles en donde los testigos llegan a verse a sí mismos”, añade.

De acuerdo a Fuentes, este
fenómeno se produce de forma repentina, andando o conduciendo por una zona
determinada. “Existen casos en los que los testigos aseguran estar en un clima
distinto, viendo a personas con vestimentas propias de otros siglos, con otra
luminosidad, otra humedad e incluso una sensación de tristeza en el ambiente”.

“Los testigos en un instante se
encuentran presenciando una escena de otro tiempo, parados o en movimiento
hasta que la “ola temporal” termina de romper y vuelven a su época”, enfatiza
Fuentes, señalando que este fenómeno viene recogido en multitud de
publicaciones en la historia y se sigue produciendo.

Respecto de la relación de los
viajes en el tiempo con el tema OVNI, Fuentes señala que los objetos voladores
no identificados «son un tema de actualidad con la aparición de miles de
vídeos considerados reales y no editados, en donde se ven avistamientos de
aeronaves, algunas de las cuales no serían atribuibles a  cualquier tipo de tecnología aérea realizada
por los seres humanos».

“El fenómeno OVNI ha acompañado
al hombre desde el principio de los tiempos y, si bien lo prudente es buscar
siempre un análisis lógico, hay casos que son imposibles de catalogar, explicar
o racionalizar sin la hipótesis de que hay inteligencias que, al igual que hace
el hombre en su carrera espacial, puedan estar tratando de estudiar nuestro
planeta”, indica Fuentes a Efe.

“Esta presencia resulta de lo más
sugerente cuando se dan casos de anomalías temporales,  porque los testigos parecen tener
interacciones directas, visiones o incluso encuentros del tercer tipo que
producen episodios de “tiempo perdido””, destaca.

Para Fuentes, el caso arquetípico
es el de un conductor en una carretera secundaria que observa un OVNI y, cuando
dejó de verlo, estaba en un punto de la carretera decenas de kilómetros más
adelante y habiendo perdido dos horas de su vida, sin tener recuerdo alguno
sobre lo que había ocurrido durante ese periodo.

Los casos más
inquietantes

“Lo inquietante es que los testigos
sólo recuerdan parcialmente lo que ha ocurrido varios años y siempre de forma
incompleta, sin saber dónde fueron esas horas y kilómetros perdidos”, recalca.

“¿Hablamos de abducciones?  -reflexiona Fuentes-. Es arriesgado decirlo,
pero las características de esta segunda variante de los viajes en el tiempo
enlaza con testimonios reales recogidos por ejércitos de todo el mundo, que
jamás se han conseguido resolver desde una perspectiva escéptica”, señala.

Para explicar los viajes en el
tiempo este investigador recurre a la naturaleza ondulatoria del tiempo,
señalando que “si la electricidad, el calor, la luz, la radiación, el
movimiento de los átomos y la materia, tienen una naturaleza ondulatoria, ¿por
qué no iba a ocurrir lo mismo con el tiempo?”.

“Los casos que he recopilado
hablan de esa naturaleza ondulatoria con testigos, que parecen entrar dentro de
la cresta de esas alteraciones y viven ese deslizamiento de forma natural, sin
alteraciones, sin problemas asociados”, explica.

“Lo que podríamos denominar
’deslizamiento natural’ sería una consecuencia de la propia naturaleza del
universo, en el que todo fluye y está en movimiento y en el que en ocasiones
ese movimiento o realidad que nos rodea se rompe delante de nosotros,
incluyendo el tiempo”, de acuerdo a Fuentes .

El experto opina que la mayoría
de los viajes en el tiempo, son “fenómenos naturales localizados en un área de
influencia determinada” y que quien está allí “no solo observa ese tiempo
pasado y futuro, si no que huele, observa, percibe, oye y toca el mundo tal y
como era o será”.

“Otros viajes en el tiempo
podrían producirse por una tecnología desconocida que borrase de la mente de
los testigos horas enteras de su vida, desplazando sus cuerpos y sus vehículos,
o bien que consiguiera deformar la realidad hasta que la percepción del testigo
pierda la noción del tiempo”, aventura.

“¿Quién sería capaz de
desarrollar algo así? Los proyectos secretos existen,  pero la naturaleza de los seres que aparecen
en las vivencias de los testigos podrían indicar su origen ajeno a la Tierra”,
señala Fuente.

“Los seres humanos apenas sabemos
qué es la realidad, pero los casos de ambas vertientes de viajes en el tiempo
(natural y OVNI) siguen produciéndose, y esto nos plantea interrogantes
difíciles, como ¿quién estaría por encima de nosotros? ¿Cómo funciona el tiempo
y en qué consiste la realidad?

                       Vicente Fuentes, autor del libro: “Viajes en el
tiempo. Casos reales”




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