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EFE

El desabastecimiento y la escasez de productos básicos empieza a revelar un clima de crispación social en Venezuela, donde a los altos índices de violencia y criminalidad, se suman ahora el deterioro en la calidad de vida del ciudadano y la creciente preocupación por la crisis económica.

Según el criminalista y abogado Fermín Mármol García, en Venezuela coexiste una violencia desde las instituciones, otra social que atribuye a la pérdida de la calidad de vida del ciudadano y se manifiesta en protestas, linchamientos y saqueos, y una criminal cometida por bandas de delincuentes.

Mármol García puntualiza que detrás del tema alimenticio se han generado unos niveles de violencia que nos convierten en una sociedad muy primitiva.

Los empujones, gritos e incluso discusiones que puedan registrarse en medio de las filas son, a su juicio, ejemplos de la violencia social, mientras que tipificó como violencia institucional la asociada a la venta de comida según la inclinación política de la persona o bajo ciertas condiciones.

Por cuenta de la violencia criminal, el país aparece como segundo en el continente americano en homicidios y con una perspectiva de cerrar este año con 3 mil secuestros denunciados formalmente, estimó Mármol León.

Cifras de la ONG Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV) indican que el año pasado el país alcanzó una tasa de homicidios de 90 por cada 100 mil habitantes.

Para hacer frente a esta problemática alimenticia, el Gobierno del presidente Nicolás Maduro creó recientemente los Comités Locales de Abastecimiento y Distribución (CLAP), integrados por juntas de vecinos y que la oposición considera vinculados al chavismo, para encargarse de la producción y entrega de los artículos básicos.

La llegada a cuenta gotas de alimentos y la resistencia en algunos sectores a los CLAP han generado focos de protestas en distintos puntos del país, que ya han dejado al menos cuatro muertos en las dos últimas semanas.

Los CLAP, opinó el economista y director de la firma consultora Econométrica, Henkel García, no solucionan la situación, ya que al final no es un problema de distribución, es de cantidad de productos, de una oferta global de bienes y servicios que se viene contrayendo ya hace unos cuantos trimestres a más de doble dígito.




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