Felícita Blanco

Como los padres de Rafael Enrique Guzmán Julio (22) no contaban con recursos para pagar los gastos del entierro, tuvieron que reunir dinero entre amigos, parientes en Caracas y en Colombia, para retirar el cuerpo y sepultarlo directamente y sin velatorio en Santa Lucía, Valles del Tuy.

Guzmán era ayudante de albañilería, vivía en la invasión Juventud Bolivariana, en el barrio San Blas, de Petare, y lo mataron el domingo en la noche cuando regresaba a la casa de su novia después de visitar a su madre.

Marta Isabel Julio dijo que su hijo era pacífico, no tenía problemas con nadie.

Ella vino de San Onofre, Colombia, hace 26 años, en busca de calidad de vida. Aquí tenía a dos hijos, Rafael y una adolescente de 15 años. En Colombia viven otros tres. Luchó y trabajó por años para comprar una casa en Petare, que ahora piensa vender para irse a su país.

Los gastos del entierro fueron 210 mil bolívares, sin velatorio. Acudió a la Alcaldía de Sucre a pedir una ayuda, le prometieron un aporte de 50 mil bolívares pero luego le dijeron que no había fondos en la caja chica. Entonces tuvo que llamar a Colombia para completar el dinero.




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