EFE

Pese a los reiterados intentos de Estados Unidos y Rusia por acabar la cumbre del G20 con un acuerdo para un alto el fuego en Siria, el asunto más discutido por los líderes en los márgenes del encuentro en Hangzhou (este de China), la cita concluyó este lunes sin que se lograse un pacto.

La cierta esperanza que aún existía en acabar la cumbre con un acuerdo sobre la mesa se desvaneció a media jornada, cuando fuentes diplomáticas anunciaron el fracaso de las negociaciones entre las delegaciones de EEUU y Rusia, encabezadas por el secretario de Estado, John Kerry, y el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov.

Ambas partes habían estado buscando aproximar posturas desde ayer para sellar un pacto que permitiese el envío de más ayuda humanitaria a Siria, después de infructuosas reuniones en Moscú, Washington y Ginebra en las pasadas semanas.

Pero hoy tampoco pudo ser: «Reducir las diferencias que existen es una negociación muy difícil, y aún no hemos cerrado la brecha», subrayaba Obama en una rueda de prensa al término de la cumbre.

Obama tomó el relevo de Kerry y, después de que no hubiera consenso entre su jefe de diplomacia y Lavrov, se reunió con su homólogo ruso, Vladímir Putin, durante unos largos 90 minutos de «conversaciones sinceras y directas».

Ambos, aseguró Obama después en su comparecencia, acordaron que sus equipos continuaran las negociaciones en los próximos días, sin especificar dónde, y tras mantener «conversaciones productivas sobre cómo sería un alto el fuego real», después del colosal fracaso del pactado en febrero.

Para el dirigente estadounidense, la clave radica en un alto el fuego «que nos permita centrar nuestra atención en nuestros enemigos comunes, como el Estado Islámico (EI) o (el Frente) Al Nusra», dijo Obama a la prensa.

El Frente al Nusra (filial de Al Qaeda en Siria) fue uno de los principales asuntos de debate entre la parte rusa y la estadounidense, indicaron hoy fuentes de la Casa Blanca, con ambos en desacuerdo sobre si los rebeldes a los que apoya la coalición de EEUU son oposición moderada o yihadistas de Al Nusra.

Por su parte, Estados Unidos busca en principio que el Ejército sirio, que cuenta con el respaldo del Kremlin, cese todos sus bombardeos.

«El régimen de (Bachar al) Asad está bombardeando con impunidad», subrayó Obama, lo que crea, añadió, «una dinámica peligrosa, al aumentar la capacidad de reclutamiento de personas que en principio no eran simpatizantes de los radicales».

A pesar de todas las diferencias entre Moscú y Washington sobre el alto fuego, el presidente ruso, Vladímir Putin, fue mucho más optimista que su par estadounidense durante su rueda de prensa al final de la cumbre.

«Tengo mucha confianza en que esos acuerdos se alcancen, y tengo argumentos para pensar que es cuestión de pocos días», afirmaba el jefe del Kremlin, que ha disfrutado en este G20 de un alto grado de protagonismo, en contraste con el ostracismo que vivió en las pasadas.

Así, la canciller alemana, Angela Merkel, apelaba hoy a Putin, a quien por otro lado reprende por la situación en Ucrania, a ejercer su «gran influencia» en la guerra siriapara lograr una tregua en Alepo y que la ayuda humanitaria pueda llegar a la población civil.

«Espero que Estados Unidos y Rusia lleguen pronto a un acuerdo», enfatizaba la canciller alemana al hablar con la prensa al caer el telón de la cumbre, subrayando que la situación en Alepo, en concreto, es tal que el alto el fuego es una «urgencia absoluta».

Más en línea con Putin, una vez reducidas las tensiones después de que Turquía derribara un avión ruso en octubre de 2015, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, confió hoy en lograr con Estados Unidos y Rusia un cese de hostilidades en Alepo antes de la próxima semana.

En su turno con la prensa, Erdogan, quien dirige desde agosto una ofensiva militar en Siria en coordinación con la coalición antiyihadista de EE.UU., reveló que propuso a Obama y Putin en reuniones en los márgenes de la cumbre de Hangzhou (4 y 5 de septiembre) la creación de una zona de exclusión aérea en el país árabe.

La guerra de Siria, subrayó el presidente turco en la que supone su primera aparición de este calibre tras el fallido intento de golpe de Estado en Turquía en julio, «es la herida sangrante del mundo».

Sin fecha exacta o lugar revelado para que las conversaciones se retomen tras el malogrado intento de paz en Hangzhou, el G20 reconoció hoy durante el debate del plenario que la crisis de los refugiados es un problema mundial, instando a emprender «esfuerzos globales» para afrontar sus causas y consecuencias. 




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