EFE

Científicos del Hospital General
de Massachusetts (Estados Unidos) han identificado por primera vez 15 regiones
del genoma humano asociadas al trastorno de depresión mayor en individuos
descendientes de europeos, según un trabajo publicado hoy por la revista Nature
Genetics.

La depresión mayor, que incluye
síntomas como alteraciones del estado de ánimo, variaciones en los patrones de
sueño, cambios en el apetito y fatiga, es uno de los desórdenes mentales más
comunes.

A pesar de que ya existe
evidencia sólida de que ese estado patológico tiene un componente genético, los
estudios sobre personas con ancestros europeos todavía no habían logrado aislar
regiones genéticas asociadas a la enfermedad.

Un reciente trabajo con mujeres
chinas había identificado en cambio dos variantes genéticas ligadas a la
depresión mayor.

«Identificar los genes que
aumentan el riesgo de sufrir una enfermedad es el primer paso para entender la
biología de esa patología. Eso nos va a aportar dianas útiles para desarrollar
nuevos tratamientos», afirmó Roy Perlis, psiquiatra del Centro de Genética
Humana del hospital estadounidense.

«Haber detectado genes
asociados con la depresión debería ayudar a dejar claro que estamos ante una
enfermedad del cerebro. Eso, esperamos, ayudará a evitar el estigma que todavía
está asociado con ese tipo de enfermedades», agregó el investigador en un
comunicado.

Perlis y su grupo han elaborado
un amplio estudio a partir de los datos de más de 121.000 personas que han sido
tratadas por depresión mayor y otras 338.000 que no han sufrido el transtorno.

Todos los participantes en la
investigación eran clientes de la compañía privada estadounidense dedicada a la
genética 23andMe que se prestaron voluntarios para participar en el trabajo.

«Los modelos basados en
neurotransmisores que estamos utilizando actualmente para tratar la depresión
tienen más de cuarenta años. Necesitamos nuevas dianas para investigar otros
métodos», afirmó el científico.

«Otro aspecto relevante de
nuestro trabajo es que prueba que el modo tradicional de desarrollar estudios
genéticos no es el único que funciona. Utilizar grandes bases de datos que ya
existen puede ser mucho más eficiente para analizar desórdenes
psiquiátricos», explicó. 




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