Dayrí Blanco | @DayriBlanco07

Tres aumentos en el costo de la mensualidad del preescolar de Rubén y Máximo tuvo que asumir la familia Cabrera González durante el pasado año escolar. No fue fácil. Se trata de una carrera que la inflación le acaba de ganar a sus salarios. El reciente incremento de la matrícula cambió los planes de la pareja. El dinero no les alcanza. Uno de los dos tendrá que dejar su trabajo para dedicarse a cuidar los niños en la tarde. El colegio público en el que lograron inscribirlos solo tiene jornada educativa de medio día.

Lucía González y Carlos Cabrera son profesionales. Ambos tienen una larga carrera y empleos estables. Hasta hace dos años se consideraban de clase media, pero eso cambió. Ahora no pueden pagarle la escuela a sus hijos de tres y cinco años en la que pasaban el día mientras ellos trabajaban. Los niños forman parte del 50% de alumnos que migró del sistema privado al gratuito, según cifras del Colegio de Profesores.

Todos los aumentos del preescolar han estado asociados al salario mínimo. Cada vez que el Gobierno anuncia un ajuste lo mismo debe hacerse en los colegios. Entre septiembre de 2015 y el mismo mes de 2016 el sueldo se ha incrementado en 134% mientras que el bono de alimentación tuvo una variación de 529,33%, montos que deben ser asumidos en las estructuras de costos de los planteles y que no todos los representantes están en condiciones de sumar en sus presupuestos.

Menos colegios

Larissa Salazar y su esposo aún pueden hacer el sacrificio y pagar el maternal a su hija de dos años. Pero cada vez es más cuesta arriba. De 140 niños que culminaron actividades escolares en julio en ese colegio solo 52 se volvieron a inscribir. Para el resto los ingresos eran insuficientes. “Nosotros inscribimos a la niña y en asamblea se acordó la mensualidad en 25 mil bolívares”. Pero esta semana recibió un correo de la administración del plantel en la que indicaba que el nuevo monto a partir de septiembre será de 40 mil debido a los ajustes salariales.

En otros preescolares la opción fue cerrar la puertas definitivamente al culminar el año escolar 2015-2016. Alrededor del 50% de maternales y demás centros de educación inicial privados del país simplemente dejó de existir. “La cantidad tan baja de niños les hacía imposible pagarle los sueldos al personal”, indicó Zaida Silva, presidenta del Colegio de Profesores.

Es una decisión que derivará un problema aún mayor. “Será un desastre”. No hay infraestructura suficiente en el sistema público para absorber la cantidad de alumnos que están migrando del privado y los que se están quedando sin sus planteles tradicionales. “No tenemos ni pupitres”.

Currículo de la debacle

En Venezuela, los privilegiados que logren iniciar el año escolar 2016-2017 en colegios públicos o privados deberán enfrentarse a un nuevo diseño curricular que significa “la debacle del sistema”.

Silva aseguró que este sistema tiene una significación totalmente negativa al fusionar asignaturas elementales como biología, física y química en la nueva Ciencias Naturales, que debe ser impartida por un único profesor que no está capacitado para dar seis horas semanales entre las tres materias, mientras que el Inglés no se eliminará, pero se alternará con Francés y lenguas indígenas.

Otras cambiaron su concepto original como Educación para el Trabajo en la que ya no se impartirá dibujo técnico o informática sino asignaturas como herrería y carpintería, de acuerdo a las destrezas de los docentes de cada institución. “Esto pudo haber sido mejor planificarlo por regiones. Por ejemplo, en el oriente del país se puede dar clases de pesca, pero el Gobierno hizo todo de manera improvisada con carácter ideologizante”.

Retraso letal

Los profesores de todo el país se estaban preparando para reincorporarse a sus labores el viernes 16 de septiembre. Sería un día de trabajo administrativo para recibir a los alumnos el lunes 19. Pero el ministro de Educación, Rodulfo Pérez, cambió los planes. Lo hizo a través de un mensaje que publicó a través de su cuenta en twitter el lunes 5 para informar que las clases comenzarán el 26 de septiembre para los niveles inicial, primaria y especial, mientras que el 3 de octubre será el turno de media y técnica.

Se trata de un retraso que implicará la pérdida de hasta 11 días de clases sin justificación alguna. “Nunca empezamos el año escolar como debe ser, no se organiza bien. Es un atraso para los alumnos”. La presidenta del Colegio de Profesores alertó que al menos 30% de los contenidos programáticos no se cumplió durante la jornada 2015-2016 por las interrupciones académicas propiciadas por el Gobierno, entre otras cosas, por el racionamiento eléctrico.




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