En los perros, la ansiedad y los
trastornos relacionados con el miedo son bastante comunes. De hecho, los
expertos estiman que alrededor del 14 % de los perros sufren de ansiedad
por separación, trastorno de ansiedad reconocido con mayor frecuencia en los
perros.

Esto en mayor parte es porque
muchas personas olvidan (o ignoran completamente) las necesidades básicas de un
perro, que son ejercicio, rutina, jerarquía y cariño. Casi todo el mundo les da
cariño en abundancia, y de lo demás ni un poco.

“Un perro no es un niño, y es
algo que tenemos que empezar a asumir. Un perro es un perro, es el descendiente
del lobo, y tiene necesidades que debemos aceptar y suplir por su salud mental
y también la nuestra”, comenta Carlos Roa, director de Danko Entrenamiento
canino.

La falta de ejercicio, la
ausencia de disciplina, una mala alimentación, el sedentarismo y el
aburrimiento al que muchos perros caseros se encuentran son los orígenes más
comunes de la ansiedad y la depresión.

La ansiedad, el estrés y el
nerviosismo son estados de ánimo que llevan a nuestro perro a ser agresivo,
destructivo, histérico. Se mueve, ladra, brinca, salta, muerde, cava, roe y
destruye todas tus cosas. A nadie le gusta tener un cúmulo de nervios en casa.

La mayor parte de las veces, la
ansiedad se origina por dos motivos: la falta de ejercicio y la soledad.

El perro es en esencia un animal
de grandes actividades, por lo que necesita mucho ejercicio para desgastar toda
su energía, y también una criatura social, por lo que precisa de continua
compañía e interacción. Cualquiera de las dos carencias puede dar origen a una
actitud ansiosa y destructiva.

Para atajar este problema hay
unos sencillos pasos que debemos seguir para lograr la total eliminación del
estrés en nuestro perro:

– Debemos marcar una rutina. Es
vital. Estamos hablando de un animal esencialmente rutinario. Debe comer
siempre a la misma hora, pasear a la misma hora, dormir a la misma hora. Si
tiene que quedarse solo, que sea todos los días el mismo tiempo.

– Adiestramiento de obediencia. Siempre es ideal hacer un
adiestramiento de obediencia, no sólo porque le da una jerarquía al perro,
mostrándole su lugar como seguidor.

– Ejercicio. Mucho ejercicio. El perro necesita moverse mucho más
de lo que puede hacerlo dentro de casa, o incluso en el jardín. Necesita largos
paseos a diario, y también juegos como ir a buscar la pelota o buscar objetos
escondidos.

– Premiar la tranquilidad. Se trata de darle un premio cada vez que
esté tranquilo. Por ejemplo podemos salir de casa cinco minutos, y si al entrar
está tranquilo lo recompensamos por ello, en cambio sí se ha puesto a saltar y
ladrar como un loco lo ignoramos. Este tipo de ejercicios le enseñan al perro
cuál es la actitud que queremos que tenga, y como recibe un premio por ella,
intentará estar relajado más tiempo.

– Dotarlo de juguetes-rompecabezas cuando tiene que quedarse solo en
casa.
Estos juguetes, que contienen chucherías de perro en su interior,
sirven para entretener al animal, lo que impide que rompa los muebles, zapatos
e incluso la ropa. Además estimulan su inteligencia.

Siguiendo estas instrucciones y
siendo muy pacientes y firmes con el perro, pronto conseguiremos reducir la
ansiedad hasta eliminarla. Nuestro perro se convertirá en un animal dócil,
feliz y equilibrado.




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