Juan Carlos Caramés

Twitter: juanccarames

Por mucho que proteste, soy responsable de todo lo
que sucede en mi vida.

Existió un instante del tiempo en
el cual usted estuvo en “ninguna parte”. En el momento anterior a la concepción
estaba “ahí”. Luego, en un instante glorioso, pasó del ninguna parte al aquí y
ahora. Habrá otro instante glorioso en el que pasará del aquí y ahora al
ninguna parte.

Si es verdad que formamos parte
de un sistema inteligente, podemos suponer que ese paso desde ninguna parte al
aquí y ahora tiene un propósito. Al darse cuenta de esto puede dejar de
plantearse si es una creación divina con un propósito, y sencillamente aceptar
que lo es. Forma parte de este sistema inteligente, y está aquí por alguna
razón divina. Sea cual sea su propósito, el primero de todos es sentirse libre.

La libertad es la total ausencia
de preocupación por ti mismo. Y la mejor manera de dejar de preocuparse por ti
mismo es preocuparse por otros.

¿Puede imaginarse vivir todo un
día sin pensar en usted mismo? ¿Sin que nada le ofenda, sin que nada le
trastorne, sin que nada le enoje? ¿Es posible ver el mundo como es? ¿Es posible
despreocuparse de sí mismo en esa situación? Solo trate de imaginarse que no
piensa en usted mismo ni una sola vez en todo el día, sin preguntarse ni una
sola vez por qué no le aprecian lo bastante, por qué no es lo bastante rico,
por qué no le tratan con la suficiente justicia. Simplemente viva. ¡Es libre!

A continuación describiré, según
Way W. Dyer, diez sugerencias para aceptar el reto de libertad en una vida.

1.- Cada día haga un intento de ayudar a otras personas de alguna
forma y no se lo diga a nadie. Nunca olvide este pensamiento: “Cuando busques
felicidad para ti mismo, siempre te eludirá. Cuando busques felicidad para los
demás, la encontrarás para ti mismo”.

2.- Practique la consecución de coincidencias significativas.
Fórmese en la mente una clara imagen de algo que le gustaría que ocurriera en
su vida. Una oportunidad laboral, conocer a su pareja perfecta, abandonar un
comportamiento adictivo. Manténgase centrado en esta imagen y dé amor con toda
frecuencia que le sea posible, teniendo esta imagen en mente. A medida que
perfecciones la manera de mantener la energía interna sobre lo que le gustaría
lograr, atraerá las coincidencias que se adapten perfectamente a su deseo.

3.- Piense en usted mismo como alguien sin limitaciones y
establezca una nueva relación con la realidad. Imagínese capaz de conseguir
cualquier cosa que su mente pueda representarse. Sueñe que vuela, que cambia de
forma, que desaparece y reaparece, y cualquier cosa que le resulte atractiva.
Establezca una nueva relación con la realidad que solo dependa de lo que quiera
ser. Despójese de todo lo que le han dicho que es imposible o irreal, y
establezca lo que es posible para usted. Examine todas las dudas que tiene
sobre los milagros y quienes los obran, y reemplace esas dudas por una postura
abierta.

4.- ¡Sueñe despierto! Concédase momentos para soñar sin dormir.
Cuando practica esto con cierta regularidad, llega un día en que no será capaz
de distinguir la diferencia entre un sueño y una realidad.

5.- Aligere su carga a partir de hoy. Haga un repaso de todas las
pertenencias que ya no usa y compártalas con otros. Cuanto menos se aferre, más
libre será.

6.- Esfuércese en estar satisfecho de sí mismo en vez de forzarse a
complacer a otros fingiendo. Diga para sí: “Yo soy lo que soy y eso está bien
siempre y cuando no le haga daño a otras personas”. Séale fiel a su yo
invisible.

7.- Dirija su atención hacia lo que le complace. Por ejemplo, si
tiende a imaginar desastres, cambie esta costumbre por la contraria. Recuerde
que aquello en lo que piensa acaba tomando forma. Usted tiene el poder de hacer
que su mundo interior trabaje en su beneficio o perjuicio. Úselo para crear las
satisfactorias imágenes que quiere que ocurran en su mundo material, y llegará
un momento en que esa satisfacción interna abrirá el camino que recorrerá.

8.- Intente apartar a todos los enemigos de sus pensamientos. Logre
conciencia de los pensamientos que distraen su concentración, los recuerdos que
le molestan. Primero para resolverlos y luego para distraerlos a través de la
acción.

9.- Tómese cada día un tiempo para el silencia. Podría ser una
forma de meditación, pero si prefiere no hacerlo, simplemente permítase algunos
momentos de silencia. Por los menos unos veinte minutos diarios.

Esto le permitirá congelar
conflictos, angustias, rencores y otros pensamientos que no agregan
productividad a la vida, sino que por el contrario la desgastan y afectan.

10.- Mantenga conversaciones con Dios. En lugar de pedirle favores,
afirme su voluntad de usar toda su fuerza interior para crear sus soluciones.
Pida la fuerza y esté dispuesto a realizar lo que sea necesario.

De usted depende tomar la
decisión de ser libre. La dificultad reside en que la conciencia es como una
casa enorme con muchas habitaciones. Cuando nacemos, es como si llegáramos a
una de las habitaciones de la conciencia y viviéramos allí hasta que morimos. A
veces intentamos acceder al resto de la casa empujando la puerta sin éxito.

Para abrir con éxito la puerta
que conduce a la conciencia superior debemos abrirla hacia dentro. Cuando uno
se da cuenta de que no tiene por qué estar encerrado en una habitación de la
conciencia, se enfrenta a la decisión de tomar una dirección diferente. Y es en
ese momento cuando toma la decisión de ser libre.

La libertad es la capacidad para
abandonar la única habitación de la conciencia en la que uno nació. En esa
habitación se aprende cuáles son los límites de la vida. Fuera de esa
habitación se aprende que la vida cuenta con posibilidades ilimitadas. Usted no
tiene por qué ser una de las personas que Arthur Schopenhauer describió en la
siguiente frase: “Todos tomamos los límites de nuestra visión como los límites
del mundo”.

«Sé que en cada momento soy libre
para decidir». Anónimo

 




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