EFE

Al menos 14 miembros de las milicias del oeste de Libia murieron en las últimas horas y más de 60 resultaron heridos en intensos combates librados con los grupos yihadistas que resisten en la ciudad mediterránea de Sirte, informaron hoy fuentes médicas y castrenses.

Según el coronel Mohamad al Ghosari, portavoz de la plataforma de milicias del oeste de Libia, pese a las bajas se lograron progresos en el barrio de Al Manara y en el llamado distrito 600, un área del corazón urbano de apenas un kilómetro cuadrado densa en edificios y asomada a la playa.

«Nuestras tropas continúan su avance en el barrio de Al Manara (Kampo). Se ha tomado una casa cuartel en la que había un ordenador con material del Daesh (acrónimo en árabe para referirse al grupo yihadista Estado Islámico) y controles remotos para drones», explicó el militar.

Mohamad al Gonani, otro de los oficiales de la alianza, desveló, igualmente, que la fuerza aérea libia, apoyada por aviones de combate estadounidenses, realizaron cinco ataques contra posiciones de francotiradores yihadistas en el centro de la ciudad, además de varios vuelos de reconocimiento.

Según el mando central de Estados Unidos para la zona de África, cazabombarderos del Pentágono han realizado 288 operaciones contra posiciones del Estado Islámico en Sirte desde que el pasado uno de agosto se sumaran al asedio levantado por la alianza el pasado mes de mayo.

Fuentes medicas en el hospital de campaña de Sirte revelaron, por su parte, que en los combates también se contabilizó un importante número de bajas yihadistas, entre ellas dos presuntos capitanes de la Rama libia del Estado Islámico, a los que identificó como «Abu Hudaifa» y «Abu Osama al Tunisi».

Las milicias del oeste de Libia, lideradas por la ciudad de Mirata, redoblaron esta semana su ofensiva para tratar de recuperar el control de Sirte, en poder de grupos yihadistas desde febrero de 2015.

Según datos de la propia alianza, 620 de sus hombres han muerto en el campo de batalla y cerca de 2.800 han resultado heridos de diversa consideración desde que hace cinco meses comenzara el cerco a la ciudad en la que nació y murió Muamar el Gadafi, derrocado en 2011.

Desde entonces, Libia es un estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, en el que dos gobiernos, uno en Trípoli (oeste) y otro en el Tobruk (este) luchan por hacerse con el poder y el control de los recursos petroleros con ayuda de decenas milicias que cambian a menudo de bando.

De la situación se han beneficiado grupos yihadistas como la rama libia del Estado Islámico, Boko Haram o la organización de Al Qaeda en el magreb Islámico (AQMI) que han penetrado y extendido su influencia en el país. 




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