EFE

El nuevo retraso del referendo revocatorio en Venezuela ha devuelto la crisis del país a la Organización de Estados Americanos (OEA), que no abordaba el tema desde la tensa sesión de la Carta Democrática del 23 de junio.

Tras el silencio de estos casi dos meses en la OEA, tanto un grupo de sus países miembros como su secretario general, Luis Almagro, han vuelto a pedir esta semana un diálogo con resultados entre Gobierno y oposición en Venezuela, y que no haya demoras en el revocatorio.

15 países de la OEA publicaron el pasado jueves una declaración conjunta en la que llaman a las autoridades de Venezuela «a que los pasos que restan para la realización del referendo revocatorio continúen de manera clara, concreta y sin demora».

El texto, pactado en reuniones fuera de la OEA, lo divulgó EE.UU. en un comunicado del Departamento de Estado y lo leyó la delegación canadiense en el punto de «otros asuntos» del Consejo Permanente ordinario de esta semana.

Venezuela consideró este paso irregular y antidiplomático por haberse dado a espaldas del país en cuestión y advirtió a los 15 Estados autores del texto de que tengan cuidado porque pueden estar dividiendo más a la OEA, en palabras de Bernardo Álvarez, su embajador en la organización.

Los 15 países firmantes niegan las acusaciones de injerencismo y defienden que solo son un grupo de países amigos y preocupados por la situación en Venezuela.

Son las mismas quince naciones que, en los márgenes de la Asamblea General de la OEA en junio, emitieron una declaración en la que apoyaban una mediación para el diálogo que diera «resultados positivos en un tiempo razonable».

Sobre el referendo, entonces se limitaban a expresar su apoyo a la aplicación justa y oportuna de los procedimientos constitucionales.

Pero esta semana pasaron a exigir que el proceso revocatorio continúe «de manera clara, concreta y sin demora» después de que el Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela anunciara el martes que la recolección del 20 % de las firmas del padrón electoral necesarias se efectuará en octubre y no en septiembre, como reclama la oposición.

Los opositores denuncian que el Gobierno quiere retrasar el referendo para que se celebre después del 10 de enero de 2017, cuando comienza el cuarto año del mandato de Nicolás Maduro.

Si la consulta se efectúa después de esa fecha y Maduro es revocado del cargo, no se convocarán elecciones, como quiere la oposición, sino que lo reemplazará su vicepresidente.

Almagro, tras reunirse con dirigentes opositores el viernes en la OEA, pidió al CNE que no haya «manipulación» en los plazos del referendo revocatorio y que el proceso se desarrolle «sin aplicar criterios dispares a la hora de exigir requisitos a una parte o a la otra», en palabras de su jefe de gabinete, Gonzalo Koncke.

El encuentro fue el primero entre el secretario general y la oposición venezolana desde el pasado 23 de junio, cuando se celebró el Consejo Permanente de la Carta Democrática Interamericana, un proceso diplomático que está abierto desde entonces y que, en último término, podría llevar a la suspensión de Venezuela de la organización.

Esa sesión pudo celebrarse gracias al apoyo de 20 países de los 34 que conforman la OEA, entre ellos los 15 de la declaración de esta semana sobre el revocatorio: Argentina, Belice, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay.

Este grupo de países redobla ahora sus exigencias a Venezuela al constatar los retrasos en el referendo y la falta de resultados de la iniciativa de mediación para el diálogo de los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero (España), Martín Torrijos (Panamá) y Leonel Fernández (República Dominicana).

Para Almagro, esa mediación «no ha dado resultados concretos» y «en algunos aspectos incluso la situación se ha deteriorado», como en «capacidad institucional, situación de presos políticos, variables económicas y certidumbre respecto a los organismos constitucionales y las fechas del revocatorio».

Los propios opositores, una de las dos partes del eventual diálogo, lo consideran «herido de muerte», como dijo en la OEA el viernes Luis Florido, el presidente de la Comisión de Exteriores de la Asamblea Nacional de Venezuela, de mayoría opositora desde enero.

La existencia de esa iniciativa de diálogo en marcha era el gran argumento que los países «preocupados» por Venezuela daban hasta ahora para esperar a proseguir con el proceso de la Carta Democrática.

Está por ver, por consiguiente, si la falta de diálogo y los retrasos en el revocatorio hacen que alguno de los países miembros o el propio Almagro pidan una sesión del Consejo Permanente para votar si se toma algún tipo de medida práctica ante la crisis venezolana.




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