AFP

Matthew y Margo Tobin dieron refugio a la perrita Star durante el
paso del huracán Matthew por el noreste de Florida. Pero este domingo,
cuando fueron a devolverla a su albergue, no pudieron deshacerse de ella
tan fácilmente.

«No estoy seguro de que la devolvamos, vamos a ver cómo nos va con
ella los próximos días», dijo Matthew, acariciando a la pequeña mezcla
de terrier.

El miércoles, cuando Matthew acechaba la costa, las autoridades
ordenaron la evacuación de más de un millón de personas en Florida, la
mitad de las cuales del área de Jacksonville.

Algunos refugios aceptaban mascotas, pero tenían que llegar acompañadas de su humano. ¿Qué pasaba con los animales huérfanos?

El Jacksonville Humane Society (JHS), un centro de adopción y
albergue de mascotas sin hogar, imploró entonces ayuda a la población
para dar refugio a casi 200 perros y gatos.

La gente respondió. Antes de que Matthew llegara el viernes y soplara
sobre la costa su fuerza de categoría 3 con vientos máximos sostenidos
de 195 Km/hora, todos los animales estaban fuera de peligro en hogares
de familia tierra adentro.

Desafiando el viento y la lluvia, la gente encontró tiempo -mientras
batallaba para conseguir gasolina, agua y comida antes de que llegara el
huracán- para ir a la JHS y llevarse un animalito y darle casa por unos
días.

El domingo ya todo había pasado. El cielo estaba azul, los
trabajadores de obras públicas limpiaban las calles de escombros y ramas
de árboles y las autoridades se afanaban en restablecer la electricidad
y las comunicaciones en el estado.

Y los «padres adoptivos» tenían que devolver a las mascotas. Pero no fue tan fácil.

Mi mamá no me deja

La pequeña Scarlett
Banks, de nueve años, abrazaba con desolación a los seis gatitos de una
camada que adoptó por tres días. Pero no podía quedárselos.

«Ella no me deja», dijo, señalando a la madre.

Otros animales tuvieron mejor suerte: el gato Lark, tuerto de un ojo y
ciego del otro, consiguió casa porque sus «padres temporales» pensaron
que difícilmente conseguiría ser adoptado por otra familia.

Y así, los trabajadores de la JHS se afanaban para hacer el papeleo de tantas inesperadas adopciones.

Para Lindsay Layendecker, la gerente de JHS, no es ninguna sorpresa
que la gente suspenda todos sus planes de emergencia e incluya en la
ruta de evacuación una parada en el albergue de animales.

«Cuando escuchamos que el huracán venía y nos dimos cuenta de que
teníamos que sacarlos a absolutamente todos, supimos que podíamos
confiar en la comunidad de Jacksonville», dijo a la AFP.

Contó que incluso fue gente del vecino estado de Georgia, tras
conducir por más de una hora, para refugiar a una mascota. De hecho, el
JHS se quedó sin animales y algunas personas tuvieron que devolverse con
los brazos vacíos.

A Layendecker tampoco le sorprendió la respuesta de este domingo.

«La gente decide adoptar porque se llevaron las mascotas a sus casas y
vieron que a la familia le fue bien con ellas, que fue una gran
experiencia», dijo. 

El huracán golpeó la noche del viernes la costa atlántica de Florida
antes de llegar el sábado, debilitado, a los estados de Georgia y las
Carolinas y luego de haber dejado al menos 340 muertos en Haití.

En Estados Unidos, se registraron 17 víctimas fatales y millones de personas fueron llamadas a evacuar.

Desde que se convirtió en huracán el 29 de septiembre, Matthew
atravesó el Caribe de sur a norte, afectando a Colombia, Jamaica,
República Dominicana, Cuba, Bahamas, Haití y el sureste de Estados
Unidos.




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