Dayrí Blanco|@DayriBlanco07
Cada vez es más difícil. En las gerencias de las industrias de alimentos
suman, restan y multiplican a diario. Las estructuras de costos varían,
siempre hacia arriba. Solo en material de empaque el incremento durante lo
que va de año ha sido de 2300%, pero la trampa está en el control de precios de
venta al consumidor, que provoca un trabajo a pérdida insostenible.
27 veces desde enero han aumentado las resinas plásticas que las empresas del
sector transforma en material de envasado. Hugo Dell’Oglio, presidente de la
Asociación Venezolana de Industrias Plásticas, detalló que a principios de
año pagaban el kilo en 33 bolívares y actualmente les llega en 800.
Es un problema que se evidencia en el poder adquisitivo de los clientes
de estas compañías que en su mayoría son fábricas de productos básicos. “No
tienen capacidad de pago, ni lo tendrán mientras no se libere el precio”.
Adaptarse a la transición de una tasa fija a una que varía a diario como
lo establece Dicom ha sido determinante. “Los insumos nos llegan cada vez más
caros. Eso se traslada a los productos que hacemos, pero nuestros clientes no
pueden hacer lo mismo por normativas de la política económica del Gobierno”.
La industria del plástico en el país trabaja entre 50% y 60%, que es el ritmo que
les permite el suministro de materia prima. Dell’Oglio reconoció que el sector
que representa, por ser transversal de la cadena de manufactura nacional, afecta
con sus debilidades y fortalezas cada eslabón de la producción de bienes en
Venezuela.
También hay problemas de índole laboral que deben ser resueltos para
incrementar aún más la capacidad de cada una de las plantas. “En las mesas
técnicas que se instalan en conjunto con el Ministerio del Trabajo cada martes
en las reuniones del Consejo Nacional de Economía Productiva, hemos visto
algunos avances al respecto. Se están priorizando los casos neurálgicos”.
