Dayrí Blanco|@DayriBlanco07

Minerva Sánchez ha pagado caro el precio de la escasez y la alergia alimentaria de su hija. Después de intentar con varias opciones, había logrado sortear la intolerancia de la niña de 2 años a la leche de vaca y la ausencia en el mercado de la fórmula a base de proteína de soya con avena. Dos veces al día le preparaba el habitual vaso de avena, pero desde hace algunas semanas el producto se unió a la lista de desabastecimiento como consecuencia de la paralización de las líneas de producción en la planta Cereales de Alimentos Polar que representa 80% del mercado nacional del rubro en hojuelas y harina. Ahora desembolsilla hasta 300% más por unos cuantos gramos que le venden de manera informal.

La firma no ha recibido las divisas necesarias para el pago a los proveedores internacionales del grano de avena para la elaboración de la marca Quaker. El insumo es adquirido desde países con temperatura templada como Chile. El 14 de mayo las máquinas se apagaron y la gerencia tuvo que activar el mecanismo legal de suspensión laboral a 20 personas. Se desconoce la fecha del reinicio de las operaciones mientras que a puertos venezolano no arribe ningún cargamento del requerido.

En total han sido mil toneladas del producto los que se han dejado de colocar en el mercado, de acuerdo a los datos de Hernan Castillo, secretario de organización del sindicato, que indican que en la planta se produce mensualmente 400 toneladas.

Pero ese no es el único problema de esa compañía. Desde hace un año la producción se ha minimizado por reiteradas fallas en el suministro de diversos ingredientes de origen extranjero. Hasta el viernes 22 la manufactura estuvo en 30% de su capacidad en cada una de las líneas de las que sale Toddy, Gelatina Golden, Crema de Arroz Primor, Té Lipton en polvo y líquido y jugo Yukery. “Desde la gerencia solo nos han dicho que el Gobierno no asigna las divisas necesarias”, señaló César Rodríguez, secretario de finanzas del sindicato.


Gerencia sorprendida por detención al 100%

Más allá de las trabas productivas de la empresa, desde el lunes 25 se enfrenta un nuevo inconveniente, esta vez de índole laboral. De manera planificada los más de 300 trabajadores de la nómina decidieron con la llegada del primer turno, antes de las 6:00 a.m., la paralización al 100% de las operaciones de manufactura como medida de presión para que se concrete la firma del contrato colectivo.

Los sindicalistas denunciaron lentitud en el proceso de discusión que se inició hace nueve meses, y que tiene cuatro de ellos vencido. “Nos separan de la empresa 18 cláusulas, de las cuales 5 se quieren cambiar de manera arbitraria”. De los 96 artículos que contiene el documento solo faltan las cláusulas socioeconómicas, sobre las que no se ha logrado ningún acuerdo en las mesas establecidas en la Inspectoría César Pipo Arteaga.

Pero para la firma fue una sorpresa. Así lo expresó el gerente de planta Cereales de Alimentos Polar, Flavio Gasparini,quien calificó la acción de arbitraria e ilegal de los trabajadores, con cuya representación sindical se mantienen las reuniones, 2 veces a la semana en la inspectoría César Pipo Arteaga, para acordar la firma definitiva de la contratación colectiva.

El representante de la compañía insistió en que la exigencia económica del personal está fuera del alcance de la empresa y es por eso que no se ha logrado culminar la negociación.

Antes de la detención la mañana del lunes de las líneas de Toddy, Té Lipton, Gelatina Golden y Yukery, se colocaba diariamente en el mercado 80 toneladas entre estos productos. El gerente lamentó que con materia prima para fabricar estos rubros, aunque a baja capacidad, se hayan apagado las máquinas atentando contra la seguridad alimentaria del país.

Gasparini resaltó que la única línea paralizada antes de la medida de protesta laboral era la de avena Quaker en harina y hojuelas por falta del grano del cereal que se importa desde Chile, y que se agotó hace más de dos meses.

Los trabajadores denunciaron que el salario de 711 o 723 bolívares diarios, según sea el caso, no alcanza para cubrir los gastos básicos. La gerencia hace los descuentos correspondientes a “servicio no prestado” cada vez que se hace una parada de la planta como medida de protesta, con lo que el personal ha cobrado 216 bolívares a la semana.

Tras la paralización, funcionarios de la Zona Operativa de Defensa Integral (ZODI) de Carabobo visitaron la planta y acordaron una reunión para este martes con representantes de la empresa, el sindicato y el Ministerio del Trabajo.  




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