Felícita Blanco

Los familiares de los dos presuntos secuestradores muertos la noche del lunes al estallar una granada en el asiento trasero de un carro Hyundai, en las inmediaciones de Plaza Venezuela, donde también murió el rehén, Gian Franco Cesa Perreca, arquitecto de 25 años, se encontraban este viernes en la morgue de Bello Monte para llevarse los cuerpos.

«Ya tenemos bastante con esta vergüenza moral», dijo un familiar molesto porque tenían varios días tratando de retirar el cuerpo de Deiker Miguel Ramírez Hernández (24), quien residía en la avenida Urdaneta.

Desde el martes estaba autopsiado, pero tenían que hacerle el «juicio”, reconocimiento post mortem, esperar por el Fiscal y demás trámites, «el jueves nos dijeron que trajéramos la carroza fúnebre y a última hora no nos lo entregaron. Esto es una burla. Dijo la mujer que no quiso identificarse», pero admitió estar consciente de las andanzas de su pariente.

Manifestó que cuando leyó en las redes quien era el secuestrado, sintió “demasiada vergüenza. Un inocente, un profesional. «Yo también he luchado en la vida para llegar a ser profesional, lamentablemente algunos de nuestros familiares se desvían del buen camino, se nos escapan de las manos”.

La mujer hizo una llamada desde su celular, dijo que quería hablar con el director de la morgue, al poco tiempo salió una funcionaria vestida de rojo y le dijo “ya está listo, pida la carroza para que se lo lleven”.

Últimamente los cuerpos deben ser retirados en la mañana porque hay cementerios donde no sepultan en las tardes. En esos casos, el cadáver queda bajo custodia en la funeraria hasta el día siguiente.

El otro fallecido, Ronald Ernesto Escalona Acagua, de 21 años, vivía en El Observatorio (23 de Enero) y portaba una falsa identidad a nombre de Jean Carlos Rodríguez Álvarez. El rehén murió sentado en medio de los dos.

Un hermano vio a Ronald esa noche, como a las 7:00 en Capitolio, y le dijo que iba a buscar un dinero para comprar comida. Cinco horas después llamaron para informales que “estaba muerto en Plaza Venezuela, llegamos y lo vimos”, reveló.

Su madre no toleraba las andanzas de Ronald y cuando se enteró que estaba delinquiendo, lo echó de la casa. Este viernes en la morgue prefirió no hablar con los periodistas.




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