Luis Alejandro Borrero | @LABC7
Para cumplir su sueño, Luisa Borges viaja a diario desde el sur de Valencia. Toma la ruta estudiantil de la Universidad de Carabobo que la deja en la facultad de Odontología. No es un camino fácil. Sale a las 5:45 a.m. y para cuando llega el campus está desolado: el momento perfecto para que le ocurra lo que el pasado viernes, cuando fue atracada.
Luisa caminaba junto con dos compañeros. Un hombre salió de la nada con una pistola y los amenazó. Los robos a estudiantes de esa facultad son frecuentes. Sobre todo porque, como dice la joven, piensan que los que estudian ciencias de la salud son niños ricos. No es así. El delincuente se adueñó del teléfono de Luisa, pero la situación pudo ser mucho peor.
Un compañero de la estudiante se negaba a perder su bolso. Para un estudiante de Odontología perder uno de sus instrumentos significa prácticamente perder la carrera. Al menos retirar el año mientras se reúne hasta 100 mil bolívares que puede costar lo que llaman ‘el instrumental’. Un grupo de estudiantes se pronunció el lunes desde la facultad exigiendo mayor seguridad.
Luisa Borges, estudiante de odontología (Foto: Saúl Zerpa)
La mañana se convirtió en el momento predilecto. Indignada, Borges cuenta que por ser mujeres los delincuentes —muchos de ellos depravados— comenten actos lascivos con las estudiantes mientras las roban. Las tocan y amedrentan sin que puedan hacer nada. Los dispositivos de seguridad dentro de la UC son insuficientes, por no decir inexistentes, lamentan los jóvenes.
En junio del año pasado, a petición de la UC, el Gobierno decidió redoblar el dispositivo de seguridad en el campus de Bárbula. El plan logró, según el vicerrector administrativo José Ángel Ferreira, erradicar los delitos en más de 90%. Pero en 2016 los estudiantes de Odontología se sienten de nuevo desamparados. Los porcentajes, para ellos, empezarán a medirse en retiro de asignaturas por imposibilidad de pagar materiales robados.
