Luis Alejandro Borrero | @LABC7
Un olor característico volvió a las afueras del mercado mayorista. No pasaba desde la semana anterior. Reabrió una de las grandes carnicerías que están en la parte de afuera del establecimiento que agrupa más de 500 locales. Estaba lleno de personas haciendo sus pedidos.
Los precios no bajaron lo que algunos esperaban. El kilo de pollo entero cuesta mil 700 bolívares. Picado mil 900. La chuleta ahumada está en oferta: dos mil bolívares el kilo, según una cartelera pegada en la entrada de la carnicería. La lengua de vaca dos mil 800 bolívares. Aún así la gente hacía cola para hacer sus pedidos a unos carniceros que reían, lucían alegres de volver al trabajo.
La modalidad en el mayorista es vender por combo. Hay uno que se llama ‘combo parrillero’. Trae medio kilo de bistec, morcilla, chinchurria, corazón y una bolsa de carbón por nueve mil 990 bolívares: 66,37% de un salario mínimo. Hay otro combo, llamado ‘express’, que trae medio kilo de bistec, medio de carne para mechar, un kilo de muslo de pollo y medio kilo de queso por seis mil 750 bolívares.
(Foto: Luis Cabrera)
La normalidad intenta recuperarse. Aunque los vendedores de frutas y hortalizas siguen en la perimetría del mercado, permanecen haciendo sus ventas con la mayor naturalidad posible. Algunos todavía duermen en hamacas guindadas en las rejas de los comercios cerrados. Allí están viviendo. Incluso ponen los zapatos cerca de lo que venden, como guayabas.
Continúan las inspecciones de los militares. Caminan por los pasillos que hacen los puestos improvisados. Observan todo. A quienes pasan en carros cerca son obligados a abrir las maletas. No todos, pero sí algunos, pasaban por los puestos de los comerciantes de verduras pidiendo colaboraciones. A cambio recibían una bolsa con tomates en algunos casos. En retribución, se ponían a la orden de los vendedores para lo que necesitaran.
