Dorys López Villegas
Ya se ha vuelto costumbre, no queda de otra. Observar a diario personas haciendo cola en las afueras de los mercados para adquirir productos regulados se ha convertido, tristemente, en un hábito.
A nadie le gusta, pero hay que hacerlo. Incluso muchos se las ingenian para poder comprar productos en varios establecimiento donde, con suerte, toque su terminal de cédula.
Todo el proceso se desarrolla casi religiosamente de lunes a viernes, sin embargo pese a que algunos mercados, como el de la cadena Kromi Market, establecieron que los fines de semana no venderían productos regulados, otros si expenden al público uno que otro rubro por el que los consumidores sacrifican su descanso por hacer largas colas y comprar.
Durante el sábado, en dos conocidos supermercados de la avenida Bolívar se observó una considerable cola de personas a la espera de comprar productos. En el Central Madeirense situado en el Centro Comercial y Profesional Avenida Bolívar, la gente cuyo terminal de cédula era 0 y 4, madrugó solo por dos lavaplatos a 220 bolívares la unidad y un paquete de pañales por 130.
En el supermercado San Diego y por el mismo terminal de cédula, vendieron a cada persona dos mantequillas por 210 bolívares. Mientras que en Kromi Market de Prebo, todo aquel que madrugó pudo comprar un arroz por 200 bolívares y dos harinas de trigo a 360 cada una. Ya a media mañana solo quedaba harina de trigo.
Durante este domingo el escenario fue diferente, quizá no había productos regulados que vender, pues al menos en dichos establecimientos no se observaron las acostumbradas colas. Habrá sido entonces para unos pocos el único día de descanso.