Foto referencial.

EFE

Los
venezolanos que cruzaron el domingo a Colombia -cerca de 35 mil, según la
cancillería colombiana- experimentaron en el país vecino la sensación de entrar
en supermercados repletos de productos, algo
que hace ya muchos meses no viven.

La apertura por un día de los
principales pasos fronterizos
y especialmente del que conecta a través del
puente Simón Bolívar la ciudad de San Antonio del Táchira con la colombiana de
Cúcuta, convocó a miles de venezolanos
deseosos de conseguir arroz, azúcar, aceite, harina, pasta, mantequilla,
lentejas, frijoles, detergente, papel higiénico u otros productos de higiene
personal y medicinas.

La apertura fronteriza permitió además ahorrarse las presuntas «vacunas»
que, según algunas denuncias, ciertos
funcionarios cobran por cruzar al país vecino
a través de las trochas o
senderos entre el río por los que se atraviesa ilegalmente.

Miles de personas se congregaron desde la madrugada del domingo frente a la
aduana de San Antonio y muchos de ellos durmieron con sabanas y colchonetas en
las avenidas bajo una intensa lluvia.

También se concentraron en los otros puentes habilitados para el cruce en
Ureña, en la zona norte de Guaramito donde confluyen los estados Mérida y Zulia
y en el José Antonio Páez en el sur.

Jailyng Rivas, un ama de casa de 42 años llegó a San Antonio con sus dos hijos
desde San Cristóbal.


«Salimos de casa a las 3.30 de la madrugada, logramos transporte público
desde el terminal, con cola y todo llegamos como a las 4.30 y esperamos hasta
que autorizaran el paso», indicó.

Rivas explicó que llegó a Cúcuta con 25 mil bolívares con los que pudo comprar
24 rollos de papel higiénico, champú, arroz, pasta, frutos secos, detergente,
harina, carnes y pollo «más barato
que en un local de víveres o a un bachaquero
«, en referencia a quienes
revenden los productos subvencionados por el Estado en Venezuela a un precio
muy superior.

La reventa de los productos básicos subsidiados ha contribuido
significativamente a fomentar su escasez en el país y ha ocasionado que resulte
más barato comprarlos ahora en Colombia.

Todo ello pese a que este domingo las
casas de cambio de Cúcuta daban 0,25 centavos de peso colombiano por un bolívar
cuando hace unos años se conseguían de 13 a 17 pesos por ese mismo bolívar.

Yaider Colmenares, una joven de 20 años próxima a dar a luz llegó también desde
San Cristóbal porque no consigue pañales, toallas sanitarias ni leche de
fórmula para el recién nacido.

«Gracias a Dios y a Colombia puedo llevar algo para unos meses y estar
preparados, por si abren la frontera otra vez, porque en San Cristóbal no hay nada de productos y menos leche para bebes«,
comentó la futura madre.

José Contreras, profesor de la escuela pública de 35 años, se lamentó de que en
los mercados venezolanos «venden a precio de ‘bachaquero’. Si un arroz
cuesta 400 ellos los venden a 1.500 o 1.800, una panela para el papelón de 300
a 1.200».

«Aquí en Cúcuta yo pude comprar arroz en 800 bolívares y panela para
papelón en 600 al cambio», explicó.

La mayoría de los venezolanos que
regresaron de comprar en Colombia coincidieron en la alegría por encontrar los
supermercados a rebosar
, algo que no viven desde hace tiempo en su país.

«Había mucha comida, era increíble
vivir otra vez la experiencia de entrar a un supermercado
» afirmó
Kevin Duarte, residente de Mérida y trabajador de una empresa de bebidas
internacional que, según él, ya está a punto de cerrar por falta de insumos y
dólares.

Sin embargo, para la secretaria de Gobierno de Táchira, Miriam Febres, el paso de venezolanos hacia
Colombia fue un acto organizado por la derecha para hacer ver ante el mundo que
en Venezuela y Táchira no hay comida.

Febres aseguró que no había necesidad de cruzar la frontera porque el Gobierno
abastece de productos los mercales y los CLAP (Comités Locales de
Abastecimiento y Producción) “van a ser la solución a esta guerra económica”.






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