AFP

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, encabezará la Cumbre de Países No Alineados (NOAL) en plena ofensiva de la oposición para sacarlo del poder mediante un referendo revocatorio, y una creciente presión internacional ante el deterioro de la crisis política y económica.

En la XVII Cumbre del NOAL, el sábado y domingo en la turística Isla de Margarita, Maduro recibirá del presidente de Irán, Hasan Rohani, la presidencia por tres años de este movimiento que reúne a 120 países, creado hace más de medio siglo durante la Guerra Fría.

La reunión en Porlamar, principal ciudad de Margarita, está marcada por la fuerte polarización del país petrolero, donde la oposición urge a que el referendo tenga lugar este año, en tanto el gobierno la acusa de planear un golpe de Estado con la ayuda de Estados Unidos.

«Voy a aprovechar la presidencia del Movimiento para seguir denunciando a esta derecha proimperialista, arrodillada a los intereses imperiales», aseguró Maduro, al destacar como «histórica» la cita, que este jueves y viernes reúne a cancilleres.

La cumbre se realiza bajo tensión ante el esperado anuncio que debería hacer el viernes el Consejo Nacional Electoral (CNE) de la fecha de recolección de cuatro millones de firmas necesarias para llamar a referendo, y una marcha convocada para ese día por la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en apoyo a la consulta, que ve como única salida a la crisis.

«¿Qué busca Maduro? Hacer creer que aquí no está pasando nada. No quiere perder más legitimidad internacional porque la nacional ya la perdió hace rato. El país no está en condiciones de hacer esta cumbre. El tema de la inseguridad y la escasez hacen que sea de bajo nivel», aseguró a AFP la analista Milagros Betancourt.

El gobierno aún no confirma qué dignatarios asistirán, pero asegura que la Cumbre reafirma el «liderazgo internacional» de Venezuela. No obstante, en vísperas de la cita, recibió un duro golpe.

Los fundadores del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) rechazaron que Venezuela presida el bloque -como corresponde por rotación- y decidieron asumir la presidencia en forma colegiada. Alegan que el país no ha ratificado normas económicas y políticas del bloque, incluidas las relacionadas con derechos humanos.

«Una foto muy costosa» 

El gobierno, que desconoció la decisión de Mercosur, sostiene que prueba del reconocimiento internacional es que Venezuela preside cuatro organismos internacionales, entre estos la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), a lo que se sumará el NOAL.

«Maduro busca crear la falsa impresión de que Venezuela aún cuenta con apoyo internacional y que es un actor influyente en estos foros, cuando no lo es desde la muerte de Hugo Chávez (2013) y la caída de los precios del petróleo», afirmó a AFP Diego Moya-Ocampos, analista del IHS Markit Country Risk, con sede en Londres.

El gobierno busca que la Cumbre rechace acciones «intervencionistas» de Estados Unidos en Latinoamérica, sin descartar un impulso a sus gestiones por un acuerdo de los países petroleros para estabilizar los precios del crudo.

«Lo que está realmente buscando es una foto muy costosa que trata de ocultar la grave crisis interna y el aislamiento internacional», aseguró el analista Kenneth Ramírez, de la Universidad Central de Venezuela.

Golpeado por el desplome de los precios del crudo, el país con las mayores reservas petroleras del mundo sufre una severa crisis económica que disparó la impopularidad de Maduro: la carencia de alimentos y medicinas es del 80% y la inflación llegará al 720% este año, según el FMI.

Dirigentes opositores acusan al gobierno de gastar 120 millones de dólares en una cumbre para «lavarse la cara» y «maquillar» la realidad. «Están montando un show que es una burla para los venezolanos que pasan hambre», afirmó el excandidato presidencial Henrique Capriles.

Henry Ramos Allup, presidente del Parlamento de mayoría opositora, denunció por su parte que el gobierno prohibió la venta de boletos a los diputados opositores que pretendían sesionar el jueves en Margarita.

 

Voces y cacerolazos 

En este contexto, Isla de Margarita se convirtió en foco del conflicto. Unas 30 personas fueron detenidas hace dos semanas a las afueras de Porlamar, luego de que vecinos protestaron con un toque de cacerolas cuando Maduro recorría la comunidad de Villa Rosa.

Todas fueron liberadas poco después, salvo el periodista chileno-venezolano Braulio Jatar, lo que desató un fuerte cruce de acusaciones entre Venezuela y Chile. La MUD asegura que el gobierno ha ordenado la detención de líderes vecinales de la isla.

Hace una semana, Capriles denunció que fue «sitiado» durante cuatro horas por «bandas armadas» vinculadas con el gobierno en el aeropuerto de Margarita, lo que el chavismo negó.

Para preservar la seguridad, el gobierno desplegó en el estado Nueva Esparta, al que pertenece la isla, unos 14.000 efectivos policiales y militares, y prohibió los vuelos privados.




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