China pasó la mayor parte última década forjando una alianza
estratégica con Venezuela, un país con unas de las reservas de crudo más
grandes del mundo y liderado entonces por un presidente socialista, el
fallecido Hugo Chávez, quien además de admirar a Mao Zedong ansiaba
hacerle contrapeso a la influencia de Estados Unidos en América Latina.

Actualmente, enfrentado a una montaña de cuentas sin pagar y
una creciente inseguridad para sus ciudadanos y empresas con oficinas en
Venezuela, el gobierno chino ha emprendido un amplio replanteo de su alianza
con un país al que le ha prestado US$60.000 millones.

Como resultado de ello, parece poco probable que Venezuela
obtenga nuevos préstamos significativos de China, planteando la posibilidad de
recortes de gastos más profundos y más escasez en el país petrolero o una
cesación de pagos sobre más de US$110.000 millones en deuda del gobierno y de
la petrolera estatal PDVSA.

El enviado de Beijing en Caracas expresó preocupaciones
sobre seguridad y el pago de deuda de Venezuela durante reuniones de emergencia
que sostuvo entre abril y junio
con una decena de representantes de empresas
estatales chinas, según cuatro directivos de esas compañías.

“El consenso fue que no se iba a invertir nuevo dinero”,
dijo uno de los ejecutivos. “El mensaje fue claro: déjenlos caer”, dijo el
directivo. El ejecutivo agregó que las empresas chinas estaban trasladando a
sus empleados a Colombia y Panamá por razones de razones de seguridad y porque
muchos proyectos liderados por China estaban en un punto muerto.

Desde febrero, al menos tres legisladores de la oposición
venezolana y otros consultores han sido invitados a Beijing por el Partido
Comunista de China para discutir sobre un gobierno de transición y un plan de
recuperación para darle la vuelta a la economía de peor desempeño del mundo,
según varias personas al tanto de las conversaciones. El Fondo Monetario
Internacional estima que la economía venezolana se contrajo en casi 6% el año
pasado y que este año tendrá un crecimiento negativo de 10%.

Venezuela aún le debe a China US$20.000 millones de los
US$60.000 millones que le prestó, según las fuentes, y al país asiático le
preocupa la corrupción y la malversación de los fondos destinados al
desarrollo. También busca una garantía de que sus inversiones en el país
latinoamericano sean respetadas por la oposición en medio de un rápido
deterioro de la situación, con disturbios diarios por alimentos y delincuencia
rampante.

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