Beatriz Rojas/@rojas_beatriz
Este martes en la mañana llovió en forma intermitente sobre la ciudad, pero esto no impidió que una muchedumbre se mantuviera en colas en los principales supermercados de Valencia.
Clara de Ordóñez estaba en una cola en los alrededores del supermercado San Diego en la avenida Bolívar Norte, para comprar 4 paquetes de harina de maíz precocida, que junto a la leche, es considerada lomito en estos tiempos de crisis.
La delgada anciana estaba temblando del frío. A las 12:30 del mediodía ya había dejado de llover, y ella estaba empapada. Comentó que le habían caído cinco aguaceros, pero no se podía retirar para no perder la cola. Llegó junto a su nieta a las 7:00 a.m y a esa hora de la tarde estaba todavía lejos de la entrada al supermercado, pero tenía esperanzas. “Cuando me den las cuatro harinas las voy a levantar en alto para darle gracias a Dios”, dijo.
Su nieta no iba a comprar porque no le correspondía, de acuerdo al número de cédula, pero estaba acompañándola. Expresó que en las colas se pasa mucho trabajo porque no es fácil estar de pie más de seis horas. “Además hay que aguantar hambre y ganas de ir al baño”. Sin embargo, son muchas las personas que resisten porque los bachaqueros venden los productos muy caros. Una harina de maíz en 1.500 bolívares representa una erogación muy alta para las familias de escasos recursos. A esto se le debe sumar el hecho de que un kilo no alcanza para comer para una semana.
“Esos bachaqueros merecen ser castigados, están jugando con el hambre del pueblo”, fustigó.
Producto del aguacero los potenciales clientes de Abastos Bicentenario se fueron temprano a sus casas, o se mudaron a las colas más cercanas. En los alrededores del Central Madeirense, al mediodía no se observó mucha gente.
La mayor concentración de personas era en el supermercado San Diego, pues a media mañana llegó un camión cargado con harina de maíz.