Almagro
Luis Almagro, secretario general de la OEA. (Foto archivo)

Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos, sorprendió este lunes a los asiduos lectores de su columna, publicada en el diario español El País.
Almagro ha sido el principal detractor de las acciones emprendidas por el Gobierno venezolano en contra de quienes disienten de su gestión e ideología política. Además de ser el impulsador de una propuesta que busca la aplicación de la carta democrática contra la nación caribeña.
Ser preso político es probablemente una de las más grandes miserias a las que se intenta someter a una persona, una familia, o a una familia más grande, un país.

Empero, es algo que llena de dignidad al que lo es y que envilece al que comete la injusticia o es cómplice de la misma, injusticia que transforma en indigno al indiferente o al que mira para el costad, citó Almagro en su artículo.

Cada preso político en Venezuela me ha dolido. Aquel que en un momento u otro se le ha negado tratamiento médico; quienes están presos porque tuitearon, o porque operaron drones en una manifestación, a los que fueron torturados; los que no tienen acusación, o si la tienen es por crímenes inexistentes; incluso a los que arriesgaron su vida para lograr salir del país y para quienes la persecución política es permanente y los sigue adonde quiera que vayan, condenó el secretario general de la OEA en su artículo.
Dedicado a Leopoldo 
Almagro hizo especial énfasis en mencionar al prisionero político Leopoldo López: Entre todos ellos hay un nombre más, tan común como llamarse Leopoldo y tan extraordinario a la vez como para representarlos a todos. Su crimen fue sacar la gente a la calle y hablarles, expresarles en realidad eso que ya sentían y sabían.
En ningún otro caso se invirtió tanto para estigmatizarlo como criminal, cuántas misiones para acusarlo y denunciarlo sin fundamentos, cuánto contenido en medios de comunicación, cuánta presión, cuánta tortura para arrancar confesiones que lo involucraran en cualquier cosa, cuánto despliegue internacional tratando de cambiar las dinámicas acusatorias y transformarlo en lo que no es. Cuánta evidencia falsa para sentenciarlo, advirtió.
Almagro le sacó la cuenta a López del tiempo que lleva tras la rejas: Esos mil días de prisión de Leopoldo López le duelen a todo un continente. Significan que el Hemisferio aún no está libre de la arbitrariedad y la persecución política, que las luchas de nuestros próceres y libertadores no están completas.
Destacó que esos mil días implican, además, que los esfuerzos y el acumulado histórico de nuestros países en favor de la democracia no han superado aún los reflejos dictatoriales de quienes pretenden aferrarse al poder aún en contra de la marea popular que los rechaza.
La tragedia de Venezuela, hoy por hoy, tiene muchos momentos de grandeza encarnados en personas anónimas: las madres y los padres que realizan esfuerzos descomunales para obtener alimentos para sus hijos en medio de la dolorosa escasez, el sacrificio de los enfermos para sobreponerse a los problemas físicos sin contar con medicinas, las historias desgarradoras de quienes debieron partir al exilio.
Pero lamentablemente los momentos de grandeza pública han sido muy escasos. Uno de los pocos, es el de Leopoldo López. Desde su encarcelamiento indecente, en medio de la soledad, la privación y el maltrato, nos da un ejemplo de que la perspectiva humana vale muy poco si sólo se concentra en la dimensión egoísta y que el sacrificio personal vale cuando se trata de luchar por la patria, por la libertad y por los valores democráticos que a todos deberían unirnos.
El rabino y profeta Hillel anunció: «Si no me ocupo de mí, ¿quién lo hará? Y si sólo me ocupo de mí, ¿qué soy? Y si no es ahora, ¿cuándo?». Leopoldo López encarna el ejemplo de quién ha elegido no ocuparse sólo de sí mismo, sino anteponer la libertad de su país a la propia.
Ante la urgente necesidad de restablecer los derechos y la democracia en esa nación corresponde al Gobierno, a la clase política, al pueblo venezolano y a los países de la región responder la última de las preguntas: ¿si no es ahora, cuándo? Es hora de liberar ya a Leopoldo, demandó Almagro al cierre de su artículo.




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