Atlético no se hace daño con un impenetrable Espanyol /Foto: Archivo

EFE

Un empate dejó en nada una jornada propicia para el Atlético de Madrid, anulado por un impenetrable Espanyol y salvado por dos paradas formidables del portero esloveno Jan Oblak, indispensable para el punto sumado por un conjunto rojiblanco sin respuestas, sin fútbol y sin apenas oportunidades en 90 minutos.

Un empate frustrante para el Atlético. No ganó ninguno de los tres equipos que le precedían en la tabla. Ni el Real Madrid ni el Barcelona, empatados en el Camp Nou, ni el Sevilla, doblegado en Granada. Tampoco el Villarreal, que igualó en Leganés. Pero tampoco lo hizo el equipo rojiblanco, incapaz de reducir las distancias.

Mucho mérito tuvo el Espanyol. El despegue y la racha con la que se presentó en el Calderón, siete encuentros consecutivos sin derrota, responde a un equipo con mucho trabajo, tácticamente perfecto casi todo el choque, compacto en el repliegue, largo e intencionado a la contra, y casi inaccesible para el Atlético.

No encontró nunca la manera de superar el cerrojo que impuso sobre su portería. Ni en posesiones largas ni en desmarques rápidos, siempre avistados con una visión extraordinaria por el portugués Tiago Mendes, pero, también, interceptados antes de su destino. Tampoco por las bandas, salvo en puntuales individualidades.

Aunque el Atlético entró fuerte al partido y el francés Antoine Griezmann reclamó una mano dentro del área rival en los primeros instantes, el resto del primer tiempo transcurrió del mismo modo, desde la posesión del conjunto rojiblanco, este sábado con un 4-3-3 con Koke centrado, y desde la partida de ajedrez del Espanyol.

Un panorama estresante para el Atlético, que insistió una y otra vez en el campo contrario, como también lo hizo en el momento justo un futbolista del Espanyol. Todo terminaba en nada para el conjunto rojiblanco; vuelta a empezar con la pelota, de un lado a otro, pero sin remate, el factor que da valor real a cualquier jugada ofensiva.

Y atrás sufrió a ratos. La ocasión más clara del primer tiempo fue blanquiazul y al contragolpe, un aspecto en el que el Atlético se siente vulnerable últimamente. La salvó el esloveno Jan Oblak, agigantado y ganador de su duelo con Gerard Moreno, en el minuto 42, cuando las dificultades rojiblancas eran ya más que evidentes.

Ya por entonces, se jugaba más a lo quería el Espanyol; mal síntoma para el Atlético, que se marchó al vestuario con muchos asuntos pendientes: el fundamental era el marcador, pero derivado de que ni desbordó ni remató. En 45 minutos, salvo un tiro de Gabi y un centro chut de Carrasco no exigió la presencia de Diego López.

Anulado por el medio, intranscendente por los lados, enredado en el orden y las ayudas del bloque visitante, ni siquiera le reclamó una estirada hasta el minuto 65. Ni Griezmann ni Gameiro ni Carrasco, tan apagados como todo su equipo por un rival no sólo indemne, sino que también mejor en cada aspecto del juego.

También en ataque. No propuso muchos, pero, cuando lo hizo, tuvo toda la determinación del mundo, la misma que encontró en Oblak, indispensable para el 0-0 en el marcador por una nueva parada, esta vez al brasileño Leo Baptistao. Ya se había jugado una hora, decepcionante del Atlético, convincente del Espanyol y con 0-0, el mismo resultado que reflejó otro paso atrás del equipo rojiblanco.




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