Gracias a la invitación del Presiente de IPAPEDI, Ec. Fermín Conde, pude sostener una reunión con el cineasta Carlos Oteyza, productor del documental “CAP 2 intentos”.

En la conversación en torno a hechos y circunstancias ocurridas en los dos períodos de CAP y en el intercambio de ideas en torno a las investigaciones por él realizadas y algunos hechos no revelados en el documental, manifestábamos ambos que CAP tenía una serie de claros y oscuros en su vida política. Por ejemplo, es poco conocido que como buen líder auspició con entusiasmo  desde muy temprano la formación política dentro de AD de muchos jóvenes de esa época quienes desde muy tempana edad abrazamos los principios social demócratas impulsados por él como por ejemplo, Héctor Alonso López, Antonio Ledezma, Leomagno Flores entre otros.

Si bien esto fue un acierto, no podemos negar que en el segundo período de CAP lo arropó el sentido de la historia y su tránsito por ella como uno de los elementos que no le permitió percibir la maldad humana y las malas intenciones de sus adversarios contra él y contra la Republica. Oteyza y yo coincidimos en que CAP como político no era un hombre de rencores, lo que quedó manifiesto cuando no se opuso a la designación de su ex ministro Ramón Escobar Salom como Fiscal de la República, aun en contra de un amplio sector dentro de Acción Democrática quien se unió con el entonces presidente de Tribunal Supremo de Justicia y con Arturo Uslar Pietri conocido acérrimo enemigo de AD.

La valentía política y el sentido histórico de CAP dividen la historia de la democracia  en “antes y después de CAP”, pues su coraje y dignidad política quedaron demostradas desde el mismo instante que acepta someterse sin entorpecer una investigación en su contra, se somete al juicio, acepta la sentencia  y cumple con la condena sin procurar otra solución para evadir todos estos acontecimientos.

Cuando conversamos sobre el episodio del “Caracazo”, le expresaba a mi interlocutor que la situación socio económica del país venía deteriorada con anterioridad y que el corto lapso entre la toma de posesión de CAP y el evento social, unido a publicaciones del partido comunista – hoy chavista – en el año 1988, pudiesen reflejar la preconcebida intencionalidad de este o un evento similar y más, cuando no se suscitaron posteriormente otros eventos.

Independientemente de las opiniones que se tengan, reconozco que el trabajo de Carlos Oteyza logra en 90 minutos plasmar con gran interés y asertividad los hechos políticos y económicos originados en ambos períodos presidenciales de CAP. Considero que es un documental que debe ser visto por quienes vivimos esos períodos y las nuevas generaciones, los unos para refrescar la vivencia de lo ocurrido y los otros como material didáctico y comprensión de parte de nuestra historia contemporánea.

¡Por una Venezuela libre y de los venezolanos….manos a la obra!




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