No puedo dormir, temo que entren delincuentes a la casa y puedan lastimar a mi familia. Así transcurren las noches del señor Miguel Añez Tremont desde aproximadamente tres años.
La mitad de su vivienda está a punto de ceder, las lluvias registradas el año pasado tumbaron parte del techo y las paredes que dan hacia la calle Díaz Moreno cada vez están más inclinadas.
Miguel Añez Tremont se acercó al equipo de El Carabobeño que estaba en la zona fotografiando la situación de las casas, esperanzado de hacer oír su voz para que la Gobernación de Carabobo y Alcaldía de Valencia le brinden ayuda.
La casa era del padre del Tremont, cuando murió decidió irse a vivir en ella junto con su familia porque intentaron invadirla en varias ocasiones.
Con angustia señaló el espacio libre entre las paredes y el techo, le preocupa que delincuentes del sector se aprovechen de la desidia del hogar y entren al domicilio.
Lo que separa la zona “segura” del espacio peligroso es una cortina, detrás de ella está la cama donde duermen sus cuatro nietos. En la casa también habita la esposa e hija de Tremont.
“No tenemos la posibilidad de arreglar la vivienda, de milagro estamos comiendo”. La prioridad de la familia es alimentar a los niños, anoche cenaron avena.
En el 2015 llevaron una carta a la Gobernación de Carabobo. El documento desapareció y nunca les ayudaron. Temen ir a la alcaldía porque los vecinos le dicen que los multarán por los escombros que dan a la calle.
Miguel Añez Tremon asegura que necesitan protección, no multas, además denunció que otras personas lanzan basura, animales muertos y suciedad en la esquina de la vivienda.
La familia clama por una solución, “pedimos por lo menos los materiales para construir, yo mismo trabajo en la casa”.
Pero ellos no son los únicos que padecen esta situación, al frente del domicilio de Tremont, en la calle Díaz Moreno con Michelena, un señor de aproximadamente 60 años vive solo con la vivienda a medias, según informaron los vecinos.
Francisco Baricó, vecino del lugar comentó que en el 2016 la alcaldía realizó dos trabajos de limpieza, uno en junio y otro en los primeros días de noviembre, pero las lluvias más las filtraciones de agua provocaron que las paredes volvieran a ceder.
“Hay que recordar que son casas antiguas construidas con adobe, hacer una limpieza no es la solución”. Baricó calcula que la problemática de las viviendas lleva aproximadamente 5 años.