Con el diálogo convertido en “negociación”, se ha experimentado un doble tránsito involutivo.  No hemos obtenido resultados que satisfagan las exigencias de la sociedad, todos conocemos, aparentemente, lo que ha sucedido entre la MUD y los farsantes oficialistas; los gestos y declaraciones públicas así nos lo indican. Mientras, la violencia verbal, represiva y judicial en violación permanente de los derechos constitucionales se manifiesta día a día con su elocuente, vulgar y ofensivo lenguajes en cadenas de TV, las aberraciones de las Celestinas de TSJ no terminan de ofender y descalificar al legitimo Poder Legislativo aplicando una brutal y aberrante terapia de shock judicial, mientras, seguimos en el diálogo, ¿…? Gracias al TSJ la impunidad a la corrupción, la imposición del silencio de protesta y la protección inconstitucional a maduro, son elementos de “seguridad nacional”, ¡vaya descaro!, la crisis humanitaria, la salud, la   incontenible inflación, el vertiginoso crecimiento de la pobreza; la depredación del patrimonio público y el irrespeto constante a la voluntad del pueblo no son más que bagatelas de los partidos políticos. Cada día registramos un grave debilitamiento político opositor, la desesperación, la frustración y la rabia crecen exponencialmente.

Un gobierno autocrático y asesino que se impuso al resguardo de unas FFAANN sin honor y sin divisa, que van por la vida ensuciando su gentilicio y arrastrando el uniforme, un régimen sin legitimidad sobrevenida que reposa sobre un apoyo circunstancial de menos un 20 % de los venezolanos.

El diálogo fue aceptado por cuanto no tenían alternativa válida, pero sus intenciones eran otras    

Es cierto que, ante la crítica situación política, económica y social y la acción de las fuerzas políticas de la sociedad, el régimen se avino a convenir en una farsa de diálogo que hábilmente convirtió en negociación para imponer, a los “avezados” interlocutores de la supuesta voluntad popular, sus propias propuestas para asegurar su continuidad en el poder y, hasta ahora, lo han logrado. El diálogo fue aceptado por cuanto no tenían alternativa válida, pero sus intenciones eran otras y así lo han demostrado perjudicando la salida democrática, continuamos con la involución autoritaria impuesta por el ignorante y malsano ocupante ilegítimo del poder y su corte de “bonsay”. Un Estado de Desecho donde está comprometida gravemente la condición de país.

La misión es manipular o confundir a la opinión pública en lugar de informarla. La voluntad de imponer el “pensamiento único” condenando a los venezolanos a escuchar tan sólo lo que a ellos les interesa, una sarta de mentiras, vulgares denuestos e interpretaciones acomodaticias de la realidad nacional, un aplastante dominio consensuado por el “diálogo”, la situación no puede declararse más que lamentable, empobrecedora de la conciencia del pueblo, un imperdonable retroceso político con rumbo a un nefasto neocolonialismo.

Es un hecho cierto que el país requiere de un cambio radical de rumbo político y económico, con instituciones honestas y capaces, el sentimiento nacional dice que vamos por muy mal camino y a la sociedad hay que devolverle la esperanza, el optimismo, la alegría y su capacidad de desarrollo personal para asegurar su futuro personal y colectivo. Eso lo logra un verdadero líder, pero, ¿dónde está ese líder?, lamentablemente estamos llegando a altos niveles de incredibilidad política con respecto a quienes lideran el proceso en estos momentos, la gente, sencillamente, ya no les cree.

La falta de credibilidad es el peor obstáculo para ejecutar con éxito los derroteros políticos y mucho menos los procesos de diálogo que pretenden lograr las bases del cambio. Es triste, pero es una realidad.




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