(Foto CNN)

El presidente estadounidense, Barack Obama, hizo este miércoles en Atenas un firme alegato en favor de la fortaleza de la democracia y llamó a luchar contra «uno de sus grandes desafíos» que es, a su juicio, «la desigualdad».

Para el presidente Obama, que se dirigió al público congregado en el Centro Cultural Stavros Niarchos, vivimos la paradoja de la economía global, pues las mismas fuerzas tecnológicas que han mejorado las condiciones de vida globalmente han creado desigualdades que han instigado movimientos a izquierda y derecha que quieren, por ejemplo, volver a traer industrias que se perdieron décadas atrás.

Mucha gente, aseveró el demócrata Obama, siente que ha perdido el control y quiere volver atrás pero, remarcó, no podemos buscar soluciones mirando atrás, sino hacia adelante.

Cuando el presidente de una compañía gana más en un día que un trabajador en un año o cuando cierra una fábrica que ha empleado a toda una ciudad, es decir, cuando una situación en la que todos ganan pasa a ser una en la que unos ganan y otros pierden, se erigen muros y el impulso por salir de un mundo globalizado es comprensible, pero no podemos romper, vivimos en mundo globalizado, los empleos del presente y del futuro no son como los del pasado, dijo.

Necesitamos políticas que den trabajo y mejores salarios, porque entonces las empresas irán mejor, remarcó Obama.

En muchos países y muchas comunidades ha habido desajustes, explicó Obama, pues a veces la tecnología hace que se necesiten menos trabajadores en algunas industrias y hay familias que ven cómo sus hijos vivirán peor que ellos mientras que las élites parece que viven mejor.

El presidente saliente afirmó asimismo que los gobiernos están para servir al pueblo y no al revés, y por ello todas las políticas deben ser más incluyentes y respetar las necesidades de los ciudadanos.

Obama dijo que, ante la creciente desconexión de los ciudadanos de sus políticos, es necesaria una estrategia económica, política y cultural incluyentes, más efectiva a la hora de responder a las necesidades de ciudadanos.

El presidente saliente se refirió además a los valores de la democracia de la Grecia antigua, donde hace 25 siglos surgió la idea de que el ‘kratos’ (el poder) procede del ‘demos’ (la ciudadanía) y el concepto de la igualdad ante la ley, para la minoría, no solo la mayoría, el derecho a expresarse y a votar.

Hoy estos ideales están siendo desafiados, aseveró el presidente estadounidense, aunque la democracia, remarcó, es más fuerte que una organización como el Estado Islámico (EI), porque es inclusiva y da la bienvenida a las personas y a refugiados que tienen necesidad.

Nos han dicho, afirmó Obama, que los valores democráticos son occidentales, que otras culturas no pueden tenerla y que prefieren Gobiernos autoritarios, una creencia de que algunos son superiores por raza o religión y que ha sido utilizada para, por ejemplo, la dominación colonial.

El presidente estadounidense rebatió esta idea pues dijo que, tras ocho años en el Gobierno, puede confirmar que cada país va por su propio camino, pero que la necesidad de vivir con dignidad y controlar su vida y futuro es universal, arden en cada corazón de todos los pueblos del mundo.

Obama resaltó, en ese sentido, el apoyo de Washington a países como Ucrania para que encuentre su destino por sí misma o a la incipiente democracia en Túnez.

El presidente estadounidense concluyó que, pese a sus múltiples defectos, la democracia sigue siendo el mejor modelo político, porque que permite superar pacíficamente diferencias y corregir errores.

Incluso en el contexto de su país, pues afirmó que la democracia en Estados Unidos es más grande que cualquier persona y que por ello es importante garantizar una transición pacífica del poder.

El próximo presidente, Donald Trump, y yo no podríamos ser más distintos, tenemos puntos de vista distintos, pero la democracia estadounidense es más grande que cualquier persona, apuntó.

Con respecto a la inquietud que ha generado en los aliados de la OTAN la elección de Trump, Obama reafirmó que la Alianza Atlántica es más fuerte que nunca y más fuerte que los fundamentalismos que amenazan la democracia.

El presidente saliente confirmó que el compromiso (de EEUU) continuará, también el de defender a cada unos de los aliados.




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