Solo los personeros del gobierno nacional  y sus allegados no sufrieron los embates de la crisis económica, política y social  vivida en 2016 por todos los venezolanos, especialmente por aquellos que no cuentan con ingresos mensuales.  Rafael Ramírez, supuestamente, desapareció  300 millones de dólares de las arcas de PDVSA  cuando fue   su presidente y como es un representante  intocable del gabinete del presidente Nicolás Maduro, no se puede tocar ni  investigar si es cierto o no que cometió esa malversación de fondos públicos. Por tanto, en la opinión pública sigue la duda de la veracidad o falsedad de esos hechos  tan nefastos para el país.

Mientras que  Nelson Merentes fue el único compatriota  que no fue sometido a la presión de entregar las carpetas al banco público correspondiente para tramitar  la entrega de los 3 mil dólares al año para viajes al exterior, adjudicados por Cencoex, por cuanto como presidente del Banco Central de Venezuela parece que autodeterminó que podía tener miles de dólares y euros  a su disposición para gastarlos en grata compañía de féminas más jóvenes que él, con el propósito de  elevar su ego masculino y olvidar que pasa o está cerca de los 60 años y que ya la juventud le dijo adiós. Se dice que unos ladrones entraron en su vivienda y se llevaron 300 mil dólares en efectivo y otro  poco de euros, pero para evitar escándalos y la mala reputación de su gestión como presidente del BCV impidió que se denunciara ese atraco, pero, al parecer, según las imágenes publicadas, continua el festín con chicas que pudieran ser sus hijas.

En tanto, la mayoría de los venezolanos han desmejorado   su calidad de vida por el entrampamiento  de la economía, manejada por unos seudo socialistas, los cuales en 2016 le produjeron una caída del -10 por ciento  y para este año le originarán otra del 4,5 por ciento , según estimaciones del Fondo Monetario Internacional.  Crisis marcada, igualmente, por la caída  del 31,6 por ciento de las reservas internacionales, así como por el 500 por ciento de inflación, al cierre del año recién terminado, con tendencia a ubicarse en 2.000 por ciento en 2017, lo cual hará cada vez más imposible la adquisición de la canasta básica alimentaria, ubicada para finales de noviembre en más de 600 mil bolívares en Caracas,  y en Maracaibo, en más del millón de bolívares.

60 por ciento de la población esta obligada a comer menos de tres veces al día

Realidad que ha lanzado a siete de cada 100 personas  a hurgar en los desechos sólidos para poder comer y obligado al 60 por ciento de la población a comer menos de tres veces al día, como es lo correcto y la costumbre humana, pues el 40 por ciento lo hace dos veces al día y el otro  20 por ciento restante, una vez al día, excluyendo a aquella parte de los habitantes de esta nación  que únicamente consume arepa con mantequilla, cuando consigue esos productos a precio regulado, porque a precio que lo venden los bachaqueros se les hace imposible comprarlos. Situación que podría llevar a los venezolanos a una hambruna generalizada, si  los alimentos se continuan vendiendo a precio del dólar negro y no del dólar oficial, cotizado a 10 bolívares para alimentos y medicinas. El hambre no sólo la están padeciendo aquellas familias  que no cuentan con un ingreso regular, sino quienes aún teniendo un salario mínimo  mensual, más la cesta ticket no les alcanza para comprar los alimentos, pues sus precios son fluctuantes, debido a la galopante inflación existente.

Realidad que el gobierno de Nicolás Maduro quiere solventar de manera coyuntural y no estructuralmente, porque tendrían que reconocer que el modelo socialista implantado fracasó y no lo van hacer, porque su orgullo político es superior que la miseria que están viviendo los venezolanos. Por eso, emergen los CLAP para repartir bolsas de comida  con productos obligados a dar al gobierno a las empresas productoras en un 50 por ciento de su producción o simplemente  por aquellos confiscados o expropiados a algunas empresas, con la justificación de que son acaparadoras de productos alimenticios o de otra índole. Hasta  juquetes de marca lograron obtener bajo esa prática inconstitucional para ganar adeptos en las barriadas populares, en aras de obtener el triunfo en algunas gobernaciones y alcaldías, cuando  se realicen las elecciones regionales y municipales, si es que el CNE algun día presenta el cronograma electoral.  Jugada temible, pero normal de los dirigentes comunistas para acabar con la propiedad privada, porque tal cual como reza en el libro el Capital, de Carlos Marx, el comunismo no comulga con lo privado y se diferencia del capitalismo, porque los medios de producción están en manos del Estado, mientras que en el capitalismo son manejados por el capital privado.




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