Patricia Polletti se sumó a Carmen Garbi para exigir la liberación de sus hijos. (Fotos: Ángel Chacón)

Patricia Poletti no miró hacia atrás para tomar el otro eslabón de la cadena y sumarse a la protesta pacífica que su amiga y compañera de lucha Carmen Garbi iniciara al encadenarse a un árbol en los jardines de la Iglesia Nuestra Señora de los Dolores, en la Casa Don Bosco de Valencia.

A ambas las mueve el dolor de unas madres que ven como, por lo que calificaron como acto de  injusticia, se desperdicia la vida de sus hijos, privados de su libertad desde hace año y medio por un delito que, aclaró Poletti, jamás cometieron.

Juan David Poletti Pérez (26), es el otro joven imputado por el Ministerio Público como presunto coautor del homicidio del capitán de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) Ramzor Ernesto Bracho Bravo (36), ocurrida el 12 de marzo de 2014 durante los hechos de violencia registrados en el distribuidor Mañongo.

Desde marzo de 2015, tras su aprehensión,  el joven ha visitado  un sinfín de recintos carcelarios y su madre ha protagonizado la peor travesía de su vida, en el afán de lograr que a Juan David se le haga un proceso justo que confirme lo que ella ya sabe: “Mi hijo es inocente”.

Como su compañera encadenada, Poletti permanecerá atada hasta obtener un compromiso formal por parte de las autoridades de un juicio justo, sin procedimientos al margen de la Ley.

Conciencias imperturbables

Patricia Poletti comentó que pese a las dificultades y experiencias vividas por Juan David durante su reclusión, tanto él como su compañero Antonio Garbi  muestran mucha fortaleza y la entereza propia de quien sabe que no cometió ningún delito. “Sus conciencias son imperturbables, saben que no cometieron ese crimen y por eso no se desmoronan pese todos los horrores que les han tocado vivir”.

Círculos de oración

Patricia Poletti se unió a Carmen Garbi una hora después. El motivo del retraso era de tanta importancia para la dama como acompañar a Garbi. Primero tenía que cumplir con las madres que desde hace seis meses participan en un círculo de oración y misas a favor de todos los prisioneros políticos.

Son unas 20 mujeres, cuyos hijos están exiliados y perseguidos por el gobierno, fallecidos o son reos políticos. Ellas se reúnen en la iglesia San Antonio de Prebo para solicitar la intervención de un poder superior en esta difícil prueba que como madres atraviesan.

Patricia Poletti sigue aferrada al otro eslabón de la cadena. Lo hará hasta lograr la libertad de su hijo o hasta que su salud se lo permita




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