Economista y profesor José Manuel Puente. (Cortesía)

El cono monetario en Venezuela se ha traducido en un elemento agregado a la crisis económica. Cada vez se necesita una paca de billetes más grande para hacer frente a las necesidades diarias. El poder de compra del billete de 100 bolívares, el de mayor denominación, está empobrecido. Pero también resulta un factor negativo técnicamente: Producirlo cuesta 466% más que su valor real.

Tres o cuatros centavos de dólar es lo que se traduce esa moneda en la práctica. Pero entre tinta y papel se gastan entre 12 y 14 dólares. Es un negocio a pérdida, de acuerdo a José Manuel Puente, economista profesor del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA).

En 2016 la inflación cerrará entre 400% y 600% mientras que el promedio en la región es de 5%

Pero ese no es el único problema monetario que enfrenta el Gobierno. Algo que era impensable hace algunos años está sucediendo: Hay escasez de billetes. Las restricciones de acceso al efectivo son cada vez más severas, tanto en la banca pública como en la privada.

El origen de este problema que tiene desde hace dos semanas a quienes cobran su pensión en el Banco del Tesoro y Bicentenario sin poder retirar su dinero al estar las bóvedas vacías, es que hay una caída en la liquidez real sumado a escasez de papel moneda. “Hay pocos billetes en la calle para cubrir la demanda de efectivo que tiene la gente en la economía con  inflación más alta del mundo”.

EL COLAPSO

Venezuela no está cerca del colapso macroeconómico. Ya es un proceso en el que se adentró. Con tres años consecutivos en recesión (2014, 2015 y 2016)  se ha perdido 20 puntos del Producto Interno Bruto (PIB), “y de acuerdo a la literatura económica, cuando un país pasa por un periodo así con un acumulado de más de 15 puntos del PIB en pérdida de producción de bienes y servicios, pasa a una fase de colapso macroeconómico”.

Es una crisis que además está acompañada de la inflación más alta del mundo en los últimos cuatro años, niveles de desabastecimiento nunca antes visto, y con un cuarto de la torta de la producción de bienes y servicios ha desaparecido. Todo en la suma causa impactos devastadores en la sociedad.

En 2016 la inflación cerrará entre 400% y 600% mientras que el promedio en la región es de 5%. De acuerdo a indicadores tempranos, en 2017 va a continuar el ciclo recesivo e inflacionario.

De forma más tangible la sociedad percibe esta crisis con la pulverización de sus salarios. Es primera vez en la historia que un profesor universitario gana 30 dólares. En Ecuador, un país con salarios medio, el mínimo es de 643, mientras que Haití, el  más pobre del mundo, lo paga en 112 dólares.




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