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La Unión Europea (UE) y la eurozona han logrado afianzar un tibio crecimiento durante 2016, un año en el que el conjunto de los Veintiocho ha recuperado los niveles de PIB anteriores a la crisis, pero con una ralentización en el segundo semestre que apunta a que aún no ha logrado remontar el vuelo.

El año del mono, según el horóscopo chino, empezó con todas las miradas puestas en la ralentización de la economía del gigante asiático y con sacudidas en las bolsas, aunque el bajo precio de la energía -especialmente del crudo Brent- y la depreciación del euro han jugado en favor de los europeos.

La Comisión Europea (CE) prevé que la economía de la Unión Europea culmine este año con un avance del 1,8 % de su PIB, un 1,7 % en el caso de la eurozona; es decir, por debajo de las tasas registradas en 2015 (2,2 % y 2 %, respectivamente) y por encima de lo que se espera para 2017 (1,6 % y 1,5 %).

Mientras los vientos de cola tocan gradualmente a su fin y persiste una desaceleración global que no beneficia al comercio internacional, también aumentan los riesgos geopolíticos, algunos externos -como la incertidumbre que genera la elección de Donald Trump en EEUU o las tensiones con Turquía-, pero otros de carácter puramente europeo.

La victoria de los partidarios del «brexit» en junio ha elevado drásticamente la incertidumbre tan temida por los inversores, a lo que se han sumado otros reveses como el referéndum en Holanda sobre el acuerdo de asociación con Ucrania, las tensiones en torno al tratado de libre comercio con Canadá (CETA) y EEUU (TTIP) o los atentados terroristas.

En términos políticos, el auge de los movimientos populistas y antieuropeos, la derrota del primer ministro italiano, Matteo Renzi, en el referendo sobre la reforma constitucional y su posterior dimisión, y las expectativas que generan las elecciones en Alemania y Francia del próximo año tampoco favorecen la confianza.

No obstante, estos factores no afectan de igual modo a todos los países y, aunque sí es generalizada la tendencia a la baja en el crecimiento que ha marcado la segunda mitad del año a los socios europeos, su desempeño es muy desigual.

Entre las principales economías, destaca la evolución de España, que aunque ha moderado su crecimiento en el tercer trimestre del año (0,7 %), sigue a la cabeza de las grandes economías europeas y se espera que cierre 2016 con un 3,2 %, según las cifras manejadas tanto por el Gobierno como por Bruselas.

Francia, con un tímido avance del 0,2 % en el tercer trimestre, acabaría este año con un 1,3 %, siempre según las previsiones de la Comisión Europea, que es más pesimista en el caso de Italia -le da un 0,7 % anual- pese a que el país transalpino creció un 0,3 % en el pasado trimestre.

Mejores datos presenta Alemania, que aunque registró entre julio y septiembre una expansión del 0,2 %, lograría cerrar 2016 con un crecimiento anual del 1,9 %.

Grecia, la asignatura aún pendiente, ha logrado mantener el alza de su crecimiento en contra de la tendencia generalizada, al anotarse una expansión del 0,5 % de julio a septiembre, pese a lo que la CE calcula que cerrará en rojo este año (-0,3 %) para remontar a un notable 2,7 % en 2017.

Reino Unido, por su parte, vio reducirse su expansión al 0,5 % en esos tres meses, y la Comisión estima que logrará capear el impacto del brexit en 2016, con un crecimiento del 1,9 % para, no obstante, verse más limitado en 2017.

Con los números sobre la mesa y las predicciones de futuro, el comisario europeo de Asuntos Económicos y Financieros, Pierre Moscovici, advirtió recientemente que en muchos países «los estigmas de la crisis persisten».

Apuntó a problemas como el número aún elevado de créditos dudosos, una deuda pública y privada aún elevada y los procesos de desapalancamiento aún en curso.

Por ello, Bruselas avisa de que es el momento de no ser complacientes, ni descuidar las reformas estructurales para, por ejemplo, seguir reduciendo el desempleo y el déficit público, pese a las turbulencias políticas, al mismo tiempo que propone un nuevo estímulo fiscal que reactive el pulso de la economía europea.




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