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Todos en el banco se alegraron. Los cajeros, el gerente e incluso el vigilante. Al ver entrar a Carlos Jaimes ya sabían lo que traía en la caja: Billetes. De 20, 50 y 100 bolívares. Todos escasos. De los que necesitan para al menos tener algo de actividad en la entrega de efectivo a los clientes, esos que van a diario a tratar de retirar algo de sus ahorros y se regresan con los bolsillos vacíos porque en las bóvedas no hay nada.

Ya son tres semanas las que cuentan en esa entidad y en el resto de la región con restricciones severas para el acceso de efectivo. No importa si se trata de una banca pública o privada, la afectación es generalizada. Carlos Náñez, economista de la Universidad de Carabobo (UC), explicó que el problema es que el dinero se mercantilizó en Venezuela porque la velocidad de rotación del dinero no está al nivel de la demanda.

Los niveles de remesa que tienen los bancos son insuficientes para satisfacer la demanda de dinero de la sociedad, según argumentó el especialista. Además, las cantidades de efectivo que se emiten en términos de piezas cuantitativas nominales son muy elevadas. 100 mil bolívares son mil billetes de 100, que en la práctica se traducen en dos resmas de papel.

Es por eso que Jaimes debe hacer varios viajes a la semana al banco. Él vende desayunos frente a un liceo y no cuenta con punto de venta. Los cajeros de la institución en la que tiene su cuenta de ahorros ya lo conocen. Incluso, planifican la entrega de efectivo a sus clientes más cercanos de acuerdo a los depósitos que realiza el comerciante. “Es uno de los pocos que viene con efectivo y hay que agradecerlo”.

Esta crisis ocurre cuando, según un estudio realizado por el Instituto de Investigaciones de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (FACES-UC), se requiere entre 17 mil y 20 bolívares en efectivo diarios para satisfacer las necesidades de una persona.

Es un cálculo que conoce de cerca Sergio Orellano, quien va cada mes al banco a retirar todo lo correspondiente a su pensión. Pero esta vez solo ha podido retirar la mitad. “Cada vez que voy me dicen que no tienen dinero y lo único que he logrado sacar son 15 mil bolívares”.

Ñáñez señaló que ante  esa urgencia de dinero y a que la velocidad de rotación no se ajusta al incremento consecutivo de precios, “nos encontramos frente a un proceso de desmonetización de la moneda porque el cono monetario tampoco se ha ajustado a las exigencias de la alta inflación”. Con el billete de mayor denominación circulante es poco lo que se puede comprar actualmente. “Llevado ese billete a 2008 tendría un poder de compra de dos bolívares”.

Puntos de venta paralizados

Cinco intentos hizo frente al punto de venta Morela Corrado para hacer el cobro de la compra de dos kilos de carne y tres de pollo de una pareja. El aparato no respondió. Fueron más de 30 minutos que se tradujeron en una larga cola de consumidores. Ninguno pudo hacer efectiva su compra. “La plataforma debe estar caída”, dijo la encargada de la carnicería en un intento por adivinar de qué se trataba la falla.

Ese no fue el único negocio que tuvo problemas con sus dispositivos electrónicos. Desde la mañana del jueves gran parte de los comercios de la Gran Valencia han registrado severos inconvenientes para que sus clientes cancelen con tarjeta de débito y crédito.

“Solo efectivo” se ha escrito de manera improvisada en las cajas de los establecimientos. En algunos han usado la creatividad y la tecnología al permitir que se hagan transferencias electrónicas.

No hay información oficial sobre la situación. Luis Lozada, profesor de la escuela de Economía de la UC, explicó que las fallas severas en la plataforma de los puntos de venta del país obedece al mal servicio de la estatizada en 2007  Compañía Anónima Nacional Teléfonos de Venezuela (Cantv). Con tarifas a bajo costo, prácticamente subsidiadas por largo periodo, no se han realizado las inversiones necesarias. “Estamos viviendo el colapso de la empresa de telefonía del país, no se ha mejorado la red de fibras ópticas”.

Adicionalmente desde hace más de dos años las empresas bancarias de Venezuela no han podido importar los dispositivos que permiten hacer el pago a través de dinero plástico. No hay dólares asignados para ello. Tampoco los hay para la compra de piezas y repuestos vitales para la reactivación de los aparatos. Se calcula que al menos 40% de los puntos de ventas están dañados.




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