Luego de la rémora del referendo revocatorio para 2016  anunciada sin tapujos por la presidenta del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena, el aceptar sentarse a la mesa de dialogo con el gobierno conforma una estrategia inocente de los integrantes de la mesa de la Unidad Democrática que podría demarcar en un rotundo fracaso sí al momento del cónclave se dejan distraer por las artimañas de los representantes del gobierno para aparentar ante la opinión pública internacional y al prelado del papa Francisco, su perfil democrático y su “loable” intención de mantener la “paz” en el país y de enmendar sus errores antidemocráticos, en aras de no recibir su enjuiciamiento y poder seguir influenciando en instancias como el Mercosur, en la cual por sus actuaciones antidemocráticas y violatorias de los derechos humanos le han impedido asumir la presidencia pro témpore que le correspondía durante este tiempo. E igualmente, para frenar la aplicación de la Carta Democrática que el presidente de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro está dispuesto a aplicar.

Si la gente de la MUD no sabe jugar bien las cartas en este juego con el gobierno, seguro perderá todos los méritos políticos alcanzados ante su lucha por la realización del referendo revocatorio, la liberación de los presos políticos, el exigir respeto a la Carta Magna por parte del Ejecutivo Nacional y los poderes adscritos a él, así como su empeño ante la  OEA, de  la aplicación de la Carta Democrática, con el objeto de frenar los desafueros inconstitucionales del gobierno nacional y su intención de consolidar en Venezuela una dictadura de facto, amparado por los jueces del Tribunal Supremo de Justicia, los cuales no actúan de acuerdo al derecho, sino según las directrices de las máximas autoridades del partido de gobierno, el Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV.

Quienes de la oposición se encuentran sentados hoy en la mesa de diálogo con el gobierno, no deben olvidar que con quienes pretenden entablar hoy un acuerdo no sondemócratas ni creen en la disidencia de su pensamiento único. E igualmente, deben recordar  que llegaron al poder luego de una intentona golpista en la cual pretendían acabar con un gobierno constitucionalmente establecido y que en los 18 años que han permanecido en el poder prácticamente han destruido todos los valores democráticos instituidos durante los 40 años de democracia.

Democracia, que aunque  en su mayor tiempo fue representativa no usó tanto al venezolano como objeto para mantenerse en el poder ni en el nombre del pueblo acabó con empresas portadoras de empleo en el país ni deslegitimó  su gobernabilidad con violaciones constantes a la Carta Magna de 1962, por cuanto los militares hacían respetar la constitución al gobernante de turno y no le permitían su transgresión, porque estaban al servicio del Estado venezolano y no de ninguna parcialidad política ni del Presidente de Venezuela, tal y como se lo exigía la Carta Fundamental de entonces, así comolo demanda la República Bolivariana de Venezuela, pero que al parecer muchos no acatan por las distintas comodidades y los  negocios ofertados por la revolución.

Tampoco se puede olvidar que los oficialistas siempre piden tregua para usarla a su favor y desmembrar a la oposición, como otras veces la ha hecho, razón por la cual no es de extrañar que este diálogo sea una patraña del gobierno para convertir a la oposición en una diáspora política desperdigada para acabar con la unidad democrática en Venezuela y así erigirse de una vez por todas en el único poder, en aras de enclavarse por y para siempre como fuerza política de la nación, pues es sospechoso que insistieran con ahínco en el diálogo cuando la Asamblea Nacional  discutía un juicio político en contra del Presidente Nicolás Maduro para responsabilizarlo de la crisis agobiante en la cual se encuentra Venezuela y sus habitantes; cuando los venezolanos asistirían masivamente a una marcha convocada por la Mesa de la Unidad Democrática, para el pasado jueves 3 de noviembre, para exigir el referendo revocatorio y entregarle al Primer Mandatario Nacional un documento contentivo del cese de funciones frente al Poder Ejecutivo por su ingobernabilidad; cuando Luis Almagro, presidente de la Organización de Estados Americanos estaba dispuesto a aplicar la Carta Democrática por considerar inconstitucional la negativa a la realización de la consulta refrendaria y cuando muchas organizaciones mundiales repudiaban la falta de democracia en el país ante la iniciativa del Consejo Nacional Electoral de suspender el referendo revocatorio,  a través de la paralización de la recolección del 20 por ciento de firmas aptas para la ejecución de ese proceso.

En ese cónclave, los opositores no pueden dar tregua al gobierno para que logre sus propósitos ni negociar la libertad de los presos políticos por la postergación o eliminación del referendo revocatorio o por la impunidad de Nicolás Maduro y quienes conforman su gabinete y partido de gobierno frente a la crisis de lesa humanidad presente en esta nación por la falta de medicinas y alimentos, asi como por la destrucción del aparato productivo nacional y el enriquecimiento ilícito de muchos de sus dirigentes.Prueba de que los oficialistas están usando el diálogo para su beneficio, son las declaraciones de Ron Chaderton, quien aseguró este lunes 7 de noviembre de 2016 en el programa Vladimir a la “que ganar tiempo no es pecado”, mientras Diosdado Cabello advierte que el gobierno no va a ceder frente a las peticiones de la oposición. Entonces, se podría asegurar que el sector oficial lo que busca con el supuesto diálogo es destruir los avances hechos por la oposición y que pierda credibilidad frente a los electores y venezolanos en general para enquistarse en el poder, como un cáncer mortal que mata lentamente.




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