La crisis venezolana no puede esperar. La cantidad de venezolanos que están pasando hambre crece día a día, por culpa de un modelo que quebró la producción nacional y privilegió las importaciones masivas para alimentar los negocios de los enchufados y que además derrochó el ingreso del país.

Estoy absolutamente de acuerdo con el diálogo, pero con uno que sea efectivo y permita generar las soluciones a los problemas de los venezolanos. Y contrario a lo que sostiene el expresidente de Uruguay, José Pepe Mujica, la crisis venezolana tiene un origen político y su solución es política: el cambio total del modelo castro-comunista.

Me uno a quienes exigen resultados concretos y gestos de apertura y cambio del régimen

El diálogo no puede, ni debe ser para que el Gobierno gane tiempo. Aquí la gente esta desesperada y hay que atender sus necesidades.  Por eso me uno a quienes exigen resultados concretos y gestos de apertura y cambio del régimen, para que los ciudadanos sientan que esas conversaciones tienen un sentido.

El diálogo debe conducir a declarar la crisis humanitaria y que se permita el auxilio de los países y las organizaciones que están listas para ayudar a los venezolanos necesitados de alimentos y medicinas.  Un enfermo que muere en un hospital no puede esperar que el Gobierno termine de entender que no puede, ni sabe como resolver la falta de medicinas,  por ejemplo.

El diálogo debe facilitar una salida electoral para que quede en manos del pueblo la solución definitiva de la crisis, bien sea a través del referendo revocatorio o la convocatoria a unas elecciones generales que incluya a todos los cargos de representación popular.

El diálogo debe generar la renovación y depuración de los poderes públicos.  Pero además el reconocimiento de la institucionalidad en el caso de la Asamblea Nacional y se acabe el boicot ejecutado por el Tribunal Supremo de Justicia. Que se entienda que la democracia es pluralidad y control para que exista transparencia.

El diálogo debe servir para liberar a todos los presos políticos que han sido víctimas de la criminalización por parte de un Gobierno que pretende sostenerse sobre la base de la represión.

Los venezolanos necesitamos un diálogo eficiente. No estamos dispuestos a complacer al régimen en su interés de ganar tiempo. Y estamos listos para salir de nuevo a la calle cuando la Unidad lo requiera. La lucha no cesa, ni descansa.




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