Días pasados, el Sr. Maduro declarò “urbi et orbi”, o sea a la ciudad y al mundo que, en el supuesto pero negado caso en que la oposición ganara las próximás elecciones… el seguiría gobernando con el pueblo, en una unión cívico militar. Si eso llegara a pasar – continuó el Sr. Maduro- Venezuela entraría en una de las más terribles y conmovedoras etapas de su vida política, porque nosotros defenderíamos esa revolución con la Constitución en la mano.
el que gana gobierna y el que pierde se va para su casa
¡Tremenda amenaza! El que tenga oídos, entienda. Son palabras muy pesadas con una trascendencia imprevisible. No es para polemizar con el Sr. Maduro -Dios me libre- pero yo tenía entendido que, de acuerdo a la Constitución, el que gana gobierna y el que pierde se va para su casa, en cambio, en sintonía con la teoría del Sr. Maduro, el que pierde… sigue gobernando con una alianza “civico-militar”. Pobres militares que, por interés o por quien sabe que, ya no constituyen una institución esencialmente profesional, como reza el famoso artículo 328 de nuestra Constitución, sino que los han puestos a ejercer una función eminentemente política. Ahora bien, frente a esa postura realmente…revolucionaria -y aquí si cabe el nombre- esta se ha convertido en una “democracia” “sui generis”, o sea en una “democracia” hecha a la medida de los que están mandando, en una “democracia” con un significado totalmente particular, en fin en una “democracia” amoldada a los intereses y a la conveniencia de una determinada categoría de personas y no del país (disculpe si siempre he puesto la palabra “democracia” entre comillas). Para concluir esta breve disquisición sobre lo que podría pasar despues del 6 de diciembre, quisiera hacer una pregunta que parece obvia, pero que es pertinente: Gane el que gane, si el Sr. Maduro no piensa soltar el poder, ¿porqué ha llamado el pueblo a votar? ¡Espero que no haya sido para darle una capa de barniz de democracia a la revolución!