Las familias en Navidad nada tienen que ver con la imagen ideal que reflejan los anuncios de la tele. La realidad es que, cuando las fiestas nos reúnen, además de compartir buenos momentos, que los hay, también puede haber tensiones, suspicacias y hasta aburrimiento. Para evitar roces y conocer mejor a los que tenemos más cerca, proponemos el juego de las preguntas poderosas

¿Tensión familiar en Navidad? El juego de las preguntas puede salvarte

Se trata de un juego de coaching para obtener respuestas de los participantes ideado por Patricia Guzmán, licenciada en Derecho y especializada en recursos humanos aunque ahora se dedica a los cursos de coaching o autoconocimiento y cuidado personal.

“Se me ocurrió este juego para reuniones familiares, como las de las navidades, con el fin de conocernos más a nosotros mismos y a los que tenemos más cerca, además de ayudarnos a ordenar el año que finaliza y preparar el próximo”, comenta.

La técnica es simple: las preguntas escritas en distintos papeles se meten en un tarro y cada participante, por turno, escoge un papel y contesta a la pregunta que le ha tocado. Otra opción es que cada uno responda por turnos a cada uno de los interrogantes.

Las preguntas poderosas

Se trata de preguntas ya formuladas que la coach denomina poderosas, ya que animan a encontrar soluciones en nuestro interior, además de acercanos al conocimiento de los demás.

“No son preguntas que puedan provocar polémica, sino todo lo contrario. Se formulan desde un enfoque positivo que nos ayude a buscar soluciones. No son para tocar llagas, sino para crecer”, asegura Patricia Guzmán.

Estos son los enunciados de las preguntas que la coach propone:

Preguntas sobre asuntos generales, que evitan los temas más íntimos y que propician la conversación y el crecimiento personal.

“Y nos ayudan a pararnos a pensar en nuestro propio año y a cerrarlo y también a buscar objetivos para el próximo”, asegura la coach quien apunta: “Descubres cosas de ti mismo y de los demás también”.

Que los participantes añadan sus propias preguntas o improvisen también es otra posibilidad. “Y esto es interesante para ver lo que le llama la atención a cada uno según el tipo de cuestiones que plantea”, precisa la experta.

Un juego para conectar y limar tensiones

¿Qué se pretende conseguir con este juego? Además de ser una forma amena de pasar las horas de reunión familiar con personas, que ya de por sí vemos o puede que solo veamos en esas ocasiones, uno de los objetivos es conectar.

Este juego nos permite conectar con los demás y conocernos mejor. Cuando conoces más a la otra persona es más fácil crear un buen ambiente y esa es la base para compartir”, señala.

Con esas preguntas se conecta automáticamente y no hay posibilidad de que las respuestas puedan ofender a otras personas. Son preguntas que no pueden molestar, son para limar, conocer y acercarnos a nosotros mismos y a los demás.

Y otro objetivo sin duda igual de importante es intentar limar las tensiones familiares que pueden provocar la convivencia navideña.

“Cuando hay conflicto, el primer paso es buscar un punto en común. Es humanizar a la otra persona porque con alguien que te cae mal o tienes un problema lo primero que haces es despojarle para que te resulte más fácil, no implicarte con esa persona”, apunta la también especialista en mediación de conflictos familiares.

Y es que las navidades que se retratan en la publicidad, en la televisión, en el ambiente que nos rodea… “nos generan unas expectativas que están en el origen de la insatisfacción”.

“En la Navidad afloran emociones y pueden darse más conflictos porque nos vemos más de lo que acostumbramos y esperamos más de lo que acostumbramos. Parece que tenemos que pasarlo genial y que todo salga perfecto pero la realidad es que para muchos anfitriones las cenas o comidas en lugar de disfrutarlas se convierten en un infierno”, manifiesta.

Un juego para todas las edades

Y para destensar nada mejor que jugar a las preguntas poderosas en Navidad. Con familia y también con amigos. Y con adultos pero también con adolescentes y niños a partir de ocho años.

“Puede ser una forma de conocer mejor a nuestros propios hijos y sorprendernos con las reflexiones de los abuelos. Las respuestas pueden ser muy interesantes”, señala la experta.

¿Es un juego para tímidos o introvertidos? “Sí, asegura la coach, a todo el mundo le encanta. Hay una cosa común en los seres humanos: aunque seamos tímidos nos gusta hablar de nosotros mismos y, sobre todo, que se nos escuche.

La hora de la sobremesa puede ser un buen momento para jugar en lugar de dormitar, embobarse ante el televisor o que algunos se aparten para echar una partida de cartas “porque el sentido de reunirnos es acercarnos”.

Lo que está claro es que en este juego no hay ni ganadores, ni perdedores. “Todos ganamos al tener una oportunidad de pararse a pensar con un enfoque de autoconocimiento y de crecimiento personal, enriqueciendo unas reuniones que en estas fechas navideñas giran solo sobre la comida y la bebida y evitando de forma constructiva la generación de dañinas discusiones”, concluye Patricia Guzmán.




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