Este 10 de marzo se conmemora el Día del Médico en Venezuela, en homenaje al natalicio de José María Vargas, ejemplo en el ejercicio de su profesión y en la vida pública. Esta efemérides fue aprobada por la Asamblea Extraordinaria de la Federación Médica Venezolana, el 10 de marzo de 1955. Pero, hoy para muchos de estos profesionales conmemoran su día en medio de una gran crisis hospitalaria, que alberga tanto la red pública como la privada, por la escasez de medicamentos, estimada en un 90 por ciento, e instalaciones en malas condiciones.
Logros del gremio
Entre los logros más relevantes del gremio médico, según reseña la historia, los primeros médicos que vinieron a Venezuela, en pleno siglo XVI, fueron el Maestre Bernal, Diego Montes de Oca, Hernán Pérez de la Muela y Miguel Gerónimo. Aunque se señala como el primero en llegar a Venezuela a Pérez de la Muela (1529), quien curó a Ambrosio Alfínger al llegar enfermo a Maracaibo.
José María Vargas (1786-1854), además de médico, fue un insigne político. El primer Presidente de la República (1835-1836). Nacido en La Guaira, participó en las luchas por la independencia, hasta encarcelado por los realistas. Tras su liberación, viajó a Europa a perfeccionar sus estudios médicos y científicos.
En 1825 regresó a Venezuela, como profesor y rector de la Universidad de Caracas. Partidario de la secesión de Venezuela, integrada en la República de la Gran Colombia, asistió al Congreso Constituyente de 1830, el cual proclamó la independencia de nuestro país.
Desde 1835 ostentó la Presidencia de la República, aunque la revuelta de Santiago Mariño le obligó a salir del país y a dejar a José Antonio Páez la Dirección del Ejército Constitucional. Sofocada la rebelión, regresó a su puesto, pero renunció a él, en abril de 1836, para dedicarse a su profesión. Luego, se desempeñó como director general de Instrucción Pública (1839-1852). Murió en 1854 en Nueva York.
Desde El Carabobeño, felicitamos a los médicos venezolanos que aún siguen en la lucha por brindar salud, con abnegación y vocación, a pesar de las vicisitudes con las que laboran.
